Dragon Ball Z/Sailor Moon/ Ranma 1/2 fanfic "Pasado, presente e Incertidumbre". por Julián Soullard (e-mail: jnsoullard@hotmail.com) Traducción: Blackwolf X (blackwolfx@hotmail.com) Corrección: Julian Soullard (jnsoullard@hotmail.com) Beatriz Lorena González (kaos_airgirl@hotmail.com) Advertencia: Todos los personajes de este fanfic (excepto los villanos) son derechos reservados de Akira Toriyama (Dragon Ball Z), Naoko Takeuchi (Sailor Moon) y Rumiko Takahashi (Ranma 1/2) así que no me demanden. Por cierto, olvidé mencionar que este fanfic es una secuela de "Boy meets Girls" escrita por mí, así que si no la has leído habrá muchas (¡pero muchas!) cosas que no entenderás, así que... si ése es tu caso... ¡¿¡qué diablos estás haciendo aquí!?! Ve ahora mismo a http://members.tripod.com/blackwolfX3/xovers/ bmg/bmg.htm y empieza a leer la historia desde el principio. Y que no se te olvide leer los side stories tampoco. ------------------------------------------------------------------------------------------------------- PRÓLOGO "Maestro Eron, debemos estar muy cerca." "Eso parece," contestó un hombre, "de no ser así, nuestro amo no me habría mandado llamar. Creo que pronto tendremos un nuevo cielo." "Señor, estaré esperando aquí para más instrucciones." comentó una voz de mujer. "Que así sea." Después de decir eso, Eron salió de su laboratorio y se adentró en un corredor. Mientras lo recorría, se acomodó el cuello de su bata blanca y paseó su mano a través de su cabello para lucir un poco más presentable, y por último se sacudió algo de polvo de la misma bata. "Veo que aún estás obsesionado por tu apariencia." comentó una voz detrás de Eron. Él sólo sonrió extrañamente, y sin siquiera molestarse en ver quién estaba atrás, fue a darse una última checada en un espejo cercano. "Vaya, vaya, vaya. Si no es ni más ni menos que mi ‘no muy estimado’ y críptico colega." comentó Eron de una manera sarcástica, mientras se veía en el espejo. Al acabar se volteó para encarar a la persona a sus espaldas. Era un hombre envuelto en una capa negra con un cuello alto. Sus ojos se encontraban escondidos por la sombra que creaba su sombrero a lo largo de su rostro. Sólo su cabello gris cayendo sobre sus hombros era visible. "¿Y a qué debemos el gran honor de ver al gran Arlakk rondando entre los seres vivos?" añadió burlonamente el científico, "¿Acaso tus murciélagos y serpientes hacían demasiado ruido como para dejarte dormir?" El misterioso hombre sólo pasó junto a él sin hacer ninguna clase de sonido. "Trata de no perder mucho tiempo admirándote en el espejo." comentó Arlakk,"No querrás hacer esperar demasiado a nuestro amo." "Me temo que *perfección* no es algo que se encuentre dentro de tu vocabulario." replicó Eron, sin poner mucha atención al hechicero. "Por favor," interrumpió Arlakk, "Ahórrate tus comentarios narcisistas." Ambos hombres empezaron a caminar juntos para encontrarse con su amo. Mientras lo hacían, ninguno de ellos intercambió palabra alguna. Aún y cuando ambos se encontraban sólo en circunstancias especiales como ésta, ninguno de los dos podía decir que les daba ganas ver al otro. De no ser por estas misiones a las que su amo los enviaba regularmente, ellos preferirían evitarse lo más posible. Pero la voluntad de su amo venía antes que nada. El único consuelo a todo esto era que una vez que terminara, ambos podrían olvidarse uno del otro, encerrándose cada uno en su propio mundo. Una imponente puerta de acero de unos 20 metros de altura y 8 de ancho se erguía enfrente de ellos. La puerta se encontraba en el tope de la torre principal. Sin necesidad de tocar, ésta se abrió permitiéndoles el paso. El cuarto entero estaba casi vacío y no contaba con mucha luz tampoco. La única fuente de iluminación provenía del centro del cuarto, que iluminaba en un color púrpura muy tenue un trono, en el cual el amo estaba sentado. Junto a él, una mujer permanecía en estado de firme como un soldado. Ella era totalmente calva y estaba vestida con un traje parecido al de Eron sólo que de color verde turquesa (piensen en el traje de Vegeta), además de chaqueta y botas negras. El aura púrpura brotando del amo de la torre hacía que su blanca piel de marfil tomara ese mismo tono de color. "Mi Lord, henos aquí, listos para seguir sus órdenes." declaró Eron, mientras se inclinaba en señal de respeto. Junto a él, Arlakk hizo lo mismo. "Mis sirvientes..." comenzó la figura que descansaba en el trono, "Estamos cerca de nuestro destino. Estoy aclarando la Ventana en estos instantes. Sorin, abre el domo." Sin responder, la mujer sólo cumplió la orden. Dirigiéndose a una de las paredes de la habitación, lo cual no nos dice mucho ya que la habitación era redonda, presionó la palma de su mano contra ésta, haciendo que el techo se empezara a abrir como un domo de observatorio, incluso las paredes se retrajeron, dándole a la torre la forma de una columna, con las 4 figuras en la cima. Eron se aproximó al borde cuidadosamente de no caer por falta de un barandal. Un pie en falso y se convertiría en una fea mancha roja en las calles de Dominia. Pero aún así, la vista desde la torre del maestro era magnífica. Él podía ver su laboratorio desde aquí, aunque no era tan difícil de localizar. Después de todo era uno de los edificios más imponentes de Dominia, seguido de la torre de Arlakk y el centro de investigación de Sorin. Un leve rugido proveniente del maestro hizo que sus súbditos le pusieran atención de nuevo. De repente, la luz que se estaba formando alrededor de él, se dirigió hacia el cielo a una velocidad impresionante, impactándose en la atmósfera. El cielo de Dominia empezó a abrirse (literalmente) como un gigantesco portal. Del otro lado, una ciudad empezó a aparecer. El portal se abrió cada vez más al punto que el trío de súbditos no pudo ver más que la ciudad de cabeza que acababa de aparecer justo encima de ellos, remplazando su cielo azul. El maestro dejó escapar un suspiro al terminar el trabajo. Eso requirió una considerable cantidad de energía. "La Ventana ha sido aclarada." comenzó, "su misión empieza ahora." "Mi Lord," comentó Eron, "Quisiera pedirle permiso de ser el primero en ir Afuera." "Mi Lord, creo que yo sería una opción más lógica para esta misión," interrumpió Arlakk, "Mi compañero tiende a ser un poco... descuidado en este tipo de cosas." "¿¿Qué es lo que dices??" reclamó Eron, enfadado, "Tal vez yo no use nada de 'abracadabra' como tú, pero mis métodos están lejos de ser descuidados y debo agregar que son *muy* eficientes." "¡Basta!" gritó el maestro, interrumpiendo antes de que la conversación se saliera de control... de nuevo. "Éstas son mis órdenes. Eron, tú estarás a cargo de esta operación." "Sí, Mi Lord." dijo Eron, dejando escapar una sonrisa. Aunque le era muy difícil verle el rostro a Arlakk por las sombras que lo protegían, Eron fue capaz de ver como los labios del hechicero se retorcieron del coraje mientras éste sólo permanecía en silencio ante la decisión del Maestro. "Sin embargo..." continuó el maestro, "Arlakk y Sorin irán antes de ti, para llevar a cabo una investigación. Este mundo al parecer vive en sociedad y la gente tiene conocimientos en ciencia, y quién sabe, tal vez ciertos conocimientos que poseen nos sean de utilidad. Quiero que ustedes dos averigüen lo más posible acerca de esta ciudad para que Eron pueda introducirse en ella con facilidad." "Sí, Mi Lord." respondieron ambos sirvientes al mismo tiempo. "Eron, mientras tanto, quiero que empieces a seleccionar los miembros de tu equipo para la misión. Una vez que tengamos todo lo que necesitemos, empezaremos nuestro ataque, ahora... retírense... necesito descansar." Los tres sirvientes afirmaron con sus cabezas y abandonaron el cuarto en silencio. Una vez fuera de la torre, cada uno salió en distinta dirección sin siquiera intercambiar palabra alguna. Fin del prólogo.