Por Julián Soullard (e-mail: [email protected])
Advertencia: Este fanfic es algo... especial. Es en sí el primer
fanfic crossover que hago que involucra a varios fanfics ya escritos
por otros autores al igual que uno mío. Para ser claros, en
esta historia aparecerán personajes de los siguientes fanfics:
“Alianza” escrita por Eagle.
“Leyenda” escrita por Asiant.
“La marca de la esperanza” escrita por BlackwolfX
“Pasado, Presente e Incertidumbre” escrita por mí.
Debe quedar claro que, por más que me esforcé en hacerle
justicia a los personajes que tomé prestados de otros autores, y
que me esmeré en sus descripciones, es recomendable que hayan
leído las historias en las que aparecieron para entender lo que
están a punto de leer. Aunque esto sea meramente opcional. Uno puede
disfrutar este fanfic sin haber leído el pre-requisito. Aún
así, para encontrar los fanfics “Alianza” y “Leyenda” vayan a http://mx1.xoom.com/Asuka2000/.
Si quieren leer “La marca de la esperanza” vayan a http://members.tripod.com/blackwolfX3/index.html
y para leer “Pasado, Presente e Incertidumbre” pueden ir a http://lavender.fortunecity.com/flamingos/122/
Muy bien. Ahora que ya quedó eso claro, prosigan con la lectura.
Este fanfic fue escrito con el permiso de los autores mencionados más
arriba.
El concurso se iba a llevar a cabo en un auditorio
de impresionante tamaño. Ciertamente habría lugar en él
para que cupieran
mil o más personas. Tiamat no estaba seguro de que tan acertado
estuviera ese cálculo, pero para ser sinceros, realmente no le
importaba cuantas personas los estuvieran viendo. Él venía
a lo suyo: Probar que era el mejor. Si iban a ver espectadores, pues
bien por ellos. Él simplemente se limitaría en ganar
y demostrarle a todos que los guerreros de Abbadón formaban el mejor
equipo de villanos que se haya escrito en cualquier fanfic.
“¿Qué acaso no nos van a dar un comité de
bienvenida?” preguntó Eneri, con una falta de educación que
la caracterizaba entre
los miembros de su grupo.
Tiamat volteó ver a su compañera con aburrimiento.
La guerrera en cuestión era una mujer atractiva a la vista. Cabello
rojo,
bastante corto. Piel blanca. Y unos profundos ojos negros que hacían
juego con su armadura negra. Sin embargo, Eneri
también tenía el don de destruir esa fachada femenina
tan estética con sólo abrir la boca.
Al lado de ella, la introvertida Kali, que seguramente era el
extremo opuesto de Eneri, esperaba instrucciones. Esta guerrera
tenía la tez morena y el cabello obscuro cortado a ras de la
cara. Su armadura, al igual que la de Eneri y la de Tiamat, también
era negra y contaba con detalles verde esmeralda.
A pesar de contar con trajes tan llamativos, las dos mujeres
quedaban opacadas ante la presencia de Tiamat, cuya armadura
contaba con detalles rojos y cabezas de dragón esculpidas en
las hombreras al igual que en las rodilleras. Sin embargo, Tiamat
no era quien resaltaba más del grupo.
“Entremos.” Ordenó la imponente voz de N’astarith, “Asumo que nos esperan adentro.”
La voz del amo de todo Abbadón no era lo único imponente
de su persona. En sí, su mera presencia era suficiente para que
cualquiera se diera cuenta de ello. Lo cual es normal, ya que no se
ve todos los días a un enorme hombre con piel grisácea y
ojos completamente rojos que carecen de pupilas. A pesar de no llevar
armadura, uno podía asumir que era por que no la
necesitaba. De por sí sus ropajes negros ya le conferían
una apariencia siniestra (por si uno no quedó convencido con lo
de los
ojos rojos, claro).
N’astarith era famoso en el fanfic “Leyenda” por su enorme poder
tanto físico como político y militar. Ciertamente daba la
impresión de ser el villano invencible. Pero... fin y al cabo...
todo “líder del mal” en la mayoría de los fanfics daba esa
impresión.
Las puertas se abrieron violentamente una vez que Tiamat generó
una corriente de aire para hacer que su grupo entrara. Una
vez al interior, rápidamente ubicaron el escenario que se encontraba
separado de los asientos para los espectadores por medio
de una cortina que se encontraba abierta en el momento. Del otro lado
del auditorio, vislumbraron otro grupo de cuatro
personas que, al igual que ellos, acababan de llegar.
Ambos grupos dedicaron los siguientes segundos en analizar al adversario.
N’astarith sabía perfectamente de quienes se
trataban. Eran Kohr y algunos de sus guerreros; los villanos del fanfic
“Alianza”.
Jamiel, uno de los sirvientes más fieles de Khor, era un joven
de diecisiete años aproximadamente con cabello castaño obscuro
que terminaba en una larga coleta que media tanto como él. Su
armadura verde era bastante liviana. Cubría las partes más
importantes de su cuerpo pero no le estorbaba para ejecutar algún
movimiento. La constelación del Lagarto adornaba su peto.
A su lado, dos chicas, obviamente gemelas, se mantenían firmes
como soldados. Ambas tenían el mismo corte de cabello que
era bastante corto. La única manera de diferenciarlas era por
el color de las armaduras que llevaban. Una era plateado claro
mientras que la otra era plateado obscuro. También tenían
un lunar en la mejilla cada una, sólo que en diferentes lados.
N’astarith asumió que se traban de Mel y Liza.
Kohr, como buen “líder del mal” al igual que N’astarith, era
quien resaltaba más del grupo. Sus dos metros veinte de altura no
eran fáciles de pasar desapercibidos y su armadura le hacía
justicia a su grandeza, ya que le daba un aire de superioridad
absoluta. Aún así, lo más notorio en él
era su mirada. El Amo de todo Abbadón sólo podía imaginar
cuanto tiempo debió haber
pasado Kohr delante del espejo para perfeccionar una mirada llena de
tanta maldad que fuera capaz de perforar el alma de
quien se atreviera a sostenerle la vista. Y eso que sólo uno
de sus ojos estaba al aire libre, ya que su abundante cabellera
negra escondía la mitad de su rostro. Supuso que inclusive su
fiel guerrero Tiamat sería incapaz de mirarlo cara a cara por
mucho tiempo.
Jamiel analizó la situación con cuidado. Ésta,
sin duda alguna, era la primera vez que los guerreros de Abbadón
y los Dark
Soldiers de Kohr se enfrentaban a una situación semejante. ¿Qué
se supone que debería pasar cuando dos “líderes del mal”
se
encuentran? Era una situación totalmente nueva, ya que en los
fanfics nunca hay más de un “líder del mal”. Entonces...
¿qué
sucedería ahora que hay dos? ¿Acaso explotaría
una pelea sin cuartel? ¿Una lucha a muerte hasta que quedara sólo
uno?
Pudo ver como el joven de pelo castaño y ojos rojos que se encontraba
al lado de N’astarith sonreía malévolamente, como si
estuviera saboreando la victoria de antemano. Sin embargo, Jamiel no
era alguien que se dejaba amedrentar fácilmente. Si iba a
haber una pelea, a él no le iban a ganar. Le devolvió
a Tiamat la misma mirada.
“N’astarith...” dijo Kohr con una voz que tenía la calidez y el colorido de un iceberg.
“Kohr...” respondió el Señor de todo Abbadón.
Todos los guerreros tomaron poses de combate, listos para iniciar el
inevitable enfrentamiento. Tan sólo tenían que esperar la
orden de su amo.
“¿Por qué no te presentaste a nuestra partida de Poker
el sábado pasado?” preguntó Kohr, algo dolido, “¡Te
estuvimos
esperando media hora y nunca llegaste!”
Todos los guerreros, a excepción de N’astarith, se fueron de espaldas después de escuchar semejante queja.
“Lo siento.” Se disculpó éste, “Pero surgió un
imprevisto. Ya vez como es este asunto de ser señor de todo Abbadón.
Nunca me dan un respiro.”
Ese último comentario sólo logró que las formas esparcidas en el suelo de los guerreros se retorcieran aún más.
“¿Pues que no tienes un secretario de estado o un primer ministro
que se encargue de esas cosas?” inquirió el eterno enemigo
del planeta Lambda.
“¿Y dejar un vacío de poder para que algún burócrata
ambicioso se llene los bolsillos? No, gracias.” Replicó éste
último, “Pero
dime, ¿cómo estuvo la jugada este sábado?”
“Gotar se llevó la mayor parte.” Le explicó, “Nos volvió
a engañar con su teatrito de niño torpe. El muy sinvergüenza
tenía flor
imperial.”
“Disculpe, señor.” Interrumpió Jamiel, que ya se había levantado del suelo, “¿Ustedes dos se conocen?”
“Desde la primaria.” Le respondió su amo, “Fuimos a la misma
escuela para villanos durante años. De hecho, a pesar de
nuestro horario tan apretado como “líderes del mal”, nos seguimos
viendo por lo menos una vez al mes.”
“Así es,” añadió N’astarith, “Me acuerdo que en la secundaria siempre me copiabas en los exámenes de historia.”
“Pues tu no te quedabas atrás cuando nos tocaba un examen de matemáticas.” Contrarrestó Kohr.
Los dos villanos se pusieron a reír al recordar aquellos tiempos
de antaño. Por su lado, los guerreros restantes desarrollaron
enormes gotas de sudor en sus cabezas. El ver a sus amos comportarse
de esa forma era algo sin precedente para ellos. Tiamat
incluso se sintió tentado en jalarle la barba a N’astarith sólo
para comprobar que era real y que no se trataba de un impostor.
Claro que... si se trataba del verdadero amo de Abbadón... seguramente
sería castigado por dicho acto tan impertinente. De
modo que el Khan del Dragón, en un increíble acto de
supervivencia, decidió abstenerse.
Las risas se cortaron súbitamente al aparecer un portal en el
auditorio. Todos los presentes voltearon ver a las tres personas
que salían de él.
Era un grupo bastante pintoresco, ya que cada uno era significativamente
diferente en apariencia y vestuario.
Para empezar, había un tipo de pelo castaño que aparentaba
tener unos veinticinco a treinta años. Vestía un traje negro
de una
pieza bastante ceñido que hacía resaltar su musculatura.
Además, llevaba encima una bata blanca de doctor. Era bastante
atractivo, pero al ver su arrogante sonrisa y la forma tan obsesiva
en la que se peinaba, era obvio que dicho individuo se
consideraba más guapo de lo que en realidad era.
El siguiente recién llegado daba toda la pinta de ser un mago.
Vestía totalmente de negro y llevaba el típico sombrero de
hechicero que creaba una sombra sobre su rostro, ocultando sus ojos
por completo. El alto cuello de su capa negra también
escondía parte del rostro y sólo revelada su larga y
descuidada cabellera gris. Con su mano derecha sostenía un extraño
cetro
de metro y medio de largo con una araña esculpida en la punta.
Era un hombre de complexión delgada.
Finalmente, una mujer les hacía compañía. Era alta
y de cuerpo bastante atlético. Lo que más llamaba la atención
era su piel
blanca como el marfil y que estaba completamente calva. Al igual que
el primer tipo, vestía un traje de una pieza pegado a su
piel, con la diferencia de que éste era color turquesa. Como
aditamento extra, llevaba un chaleco negro y botas de soldado del
mismo color.
Ese grupo no era conocido por los Khans o por los sirvientes de Kohr,
pero, juzgándolos por su apariencia, se trataban de
Eron, Arlakk y Sorin: tres de los villanos del fanfic “Pasado, Presente
e Incertidumbre” del cual habían oído por ahí.
El portal que ahora se encontraba detrás de ellos creció más para darle paso al amo de este tercer equipo.
Y una vez más, un imponente líder de grupo se hizo presente.
Es curioso como la descripción de un ser malvado
tremendamente poderoso llega a perder su chiste después de haber
visto a dos de sus colegas, pero... en fin... Kyristan era un
amo del mal digno de semejante título. Al igual que Kohr y N’astarith,
superaba en tamaño a sus sirvientes, lo cual ya era un
buen principio. El único tipo de armadura que portaba eran unas
hombreras plateadas que convenientemente se unían en una
sola pieza para proteger parte de su pecho y espalda formando una “V”.
Sus vestimentas eran holgadas y tenían cierto aire
medieval. Su color elegido para éstas era el típico negro.
Pero en un raro desplante de originalidad, decidió agregar algo
de
morado a su monótona combinación. Nada en exceso, claro,
sólo su capa y una que otra franja aquí y allá.
Pasando a su cara. Llevaba una barba de candado, igual que la
de N’astarith. Además, su cabello negro estaba relamido hacia
atrás. En cuanto a sus ojos... bueno... era difícil el
determinar su color debido a las llamas púrpuras que constantemente
brotaban de ellos.
“Veo que no somos los primeros.” Señaló Kyristan con una voz que tenía el impacto de dos lápidas chocando.
Eneri examinó a los recién llegados con cuidado. Esto
debía ser algún tipo de broma. ¿Estos eran los supuestos
“Amos del
Mañana” del fanfic “Pasado, Presente e Incertidumbre”? Ciertamente
su título era muy exagerado ya que, al sentir su aura, la
Khan de Cancerbero comprobó que ninguno de ellos poseía
un nivel de pelea digno para un villano. Es más, a excepción
de
esa mujer calva que no parecía tener una aura, Eron y Arlakk
eran sin duda alguna las personas más débiles dentro del
auditorio.
Eneri no pudo contener su sonrisa.
“¿Ellos van a ser nuestros rivales?” preguntó al señalar despectivamente a los tres Amos del Mañana, “Pero si son basura.”
Sorin, que no contaba con algo tan incómodo como sentimientos
humanos, se vio totalmente inafectada por el comentario de la
Khan. Arlakk, que ya tenía bastante experiencia lidiando con
gente igual de desagradable y era todo un veterano en ignorar a
los demás, tampoco pareció importarle lo que opinara
la pelirroja. Eron, por otro lado, no era alguien quien acostumbraba
permanecer callado después de tal insulto. Es más, lo
que acababa de decir Eneri era como una invitación para él.
“¿Basura?” preguntó el científico con una sonrisa, “Por favor, ni que fuéramos parientes suyos.”
“¿¡¿Qué fue lo que dijiste?!?” vociferó la Khan, “Escúchame, asqueroso...”
“¿Gusano?” interrumpió Eron.
“¿Qué cosa?” preguntó Eneri algo confusa.
“Es lo que me ibas a decir, ¿o me equivoco?” aclaró su rival.
“Pues... sí.” Admitió la pelirroja.
“Tiiiipico.” Se mofó Eron, “Y supongo que después me ibas
a decir una estupidez como ‘Tu nivel de pelea es patético’ o ‘Tú
no eres el oponente indicado’ o inclusive ‘Nosotros los Khans somos
los guerreros más fuertes, no hay manera en que nos
puedas vencer. ¡Somos invencibles!’... vaya... es como me lo
temía... veo que no me equivoqué.”
“¿Qué quieres decir? ¡Explícate!” le ordenó Eneri.
“A decir verdad, me puse a leer un poco el fanfic “Leyenda” antes de
venir para ver como serían mis oponentes en este
evento.” aclaró el científico, “Después de unas
cuantas horas de lectura, llegué a la conclusión de que a
cada vez que un Khan
abre la boca no tiene nada inteligente que decir.”
Está vez Tiamat y Kali endurecieron la vista. Hasta ahora el
conflicto era solamente entre Eron y Eneri. Pero ese último
comentario fue dirigido al grupo entero. Y los dos Khans no pasaron
por alto las palabras del científico bocón.
Por su lado, Arlakk suspiró. Apenas llegaron hace treinta segundos
y Eron ya se las había ingeniado para provocar a tres
guerreros de Abbadón. La capacidad de su colega para meterse
en problemas no dejaba de impresionar al hechicero.
“¿Qué fue lo que dijiste, insecto?” le preguntó Tiamat en un tono poco amigable.
“¿Ya vieron? ¡Ahí está de nuevo!” señaló
el Amo del Mañana, “Insecto. Eso simplemente vuelve a demostrar
que todos sus
argumentos no son más que un refrito de los diálogos
encontrados en series como “Dragon Ball Z” y “Saint Seiya”. Ustedes los
Khans son un cero a la izquierda en lo que a originalidad se refiere.
Puedo ver desde ahora que con adversarios como ustedes
no habrá problema en ganar este concurso.”
En estos momentos sería conveniente recordarle al lector que
Eron, a pesar de ser un maestro en esgrima verbal, no está a la
altura de un Khan de Abbadón en términos de combate.
Y menos aún cuando son tres los que están a punto de atacarlo.
Además, también sería bueno el recordar que los
Khans no se andan con juegos y no suelen dudar en partirle la cara a alguien
que los haya insultado.
Arlakk volteó ver a su amo. No es que le importara si a Eron
le hicieran daño o no (a decir verdad él estaba a favor de
que le
dieran una paliza) pero este pequeño problema podría
fácilmente llevar a conflictos más grandes entre los dos
equipos si no se
resolvía pronto. El hechicero se sintió algo confundido
al ver a su superior sonriendo. Le pareció más raro aún
el ver que
N’astarith y Kohr también se veían bastante entretenidos
con el pequeño espectáculo.
“Muy bien, eso es suficiente.” Ordenó N’astarith, “Tiamat, Eneri, Kali, deténganse.”
“¡Pero, mi señor!” se quejó Eneri, “¡Él nos ha insultado a todos!”
“Podrán resolver sus diferencias durante el evento.” Aclaró
el amo de todo Abbadón, “¿Qué mejor manera de demostrarle
a
este individuo que está equivocado respecto a ustedes?”
“Con darle una buena paliza sería suficiente para dejar eso en claro.” Replicó Eneri.
“Bueno, acabemos con este asunto de una vez.” Dijo N’astarith, “Kyristan, ¿podrías decirle a tu subordinado que se disculpe?”
“Ah, sí. Seguro.” Le respondió Kyristan con toda naturalidad, “Eron, discúlpate.”
El que su amo le pidiera semejante cosa tenía el mismo impacto
que si la propia madre de Eron le hubiera dicho: “Cariño, por
favor tírate de un desfiladero”. El pedir disculpas era algo
que Eron nunca hacía.
“Pe... ¡pero, milord!” reclamó éste, “¡Me desvelé toda la noche pensando en esos insultos!”
“Discúlpate, Eron.” Repitió Kyristan. No usó un
tono de voz fuerte, pero fue suficiente para dejarle a entender a su sirviente
que no debía cuestionar sus ordenes. Eron suspiró.
“Está bien...” dijo resignado, “Perdón por haber sido tan sincero.”
Un cozcorón por parte de Kyristan no tardó en llegar a la cabeza de Eron.
“Otra vez.” Le regañó el amo de Dominia, tratándolo como si fuera su hijo malcriado.
“Está bien, está bien.” Replicó Eron mientras se
sobaba la cabeza, “Me disculpo por mi comportamiento tan infantil y por
haber
dicho cosas sin fundamentos.”
[Vaya... hasta parece que lo dice en serio.] pensó Arlakk.
Jamiel, quien presenció todo el alboroto desde una esquina, giró
los ojos en señal de desesperación. ¿Con qué
punta de
payasos vino a parar? ¿Qué acaso estos tipos no tomaban
en serio su trabajo como villanos? Bueno, algo era seguro. No había
forma posible en que el equipo faltante desempeñara mejor papel
de bufón. O por lo menos... eso era lo que Jamiel pensaba.
“¡¡¡YA LLEGAAAAAAMOS!!!” se oyó un grito en la entrada, haciendo que todos se sobresaltaran.
El grupo de los Amos del Mañana tal vez era algo extraño,
pero el de Gotar realmente se llevaba las palmas. Empezando por el
mismo Gotar.
Queda claro que un buen “líder del mal” se caracteriza por su
porte majestuoso, apariencia aterradora, gran tamaño y
capacidad para mantener la calma y serenidad en toda situación.
Bueno... pues Gotar sólo llenaba una de esas características:
Era alto. De ahí en fuera era un caso atípico. Para empezar,
su apariencia no era definida. A decir verdad, ninguno de los tres
amos del mal presentes había visto su rostro a pesar de conocerlo
por varios años. Esto se debía a que Gotar parecía
hecho de
sombras. Tenía una apariencia humana, eso era seguro, pero por
alguna extraña razón, nunca había una fuente de luz
que le
iluminara el rostro. Pero lo que sin duda resaltaba más de él
era su personalidad. No cabe duda que era el primer líder de
villanos con las hormonas de un adolescente, actitud de un niño
malcriado de doce años y madurez de alguien de ocho. No
obstante, poseía un gran poder y eso ya era razón suficiente
para que se le temiera. Tal vez su actitud de payaso sacaba de
quicio a todos, pero... tal vez esa era la imagen que Gotar quería
darle a sus enemigos para que se confiaran.
Unos pasos más atrás, la bella y sensual Atrella lo siguió.
Aquella mujer no parecía tener algún impedimento moral en
lucir su
cuerpo, ya que su apretada minifalda roja (énfasis en ‘mini’)
y ajustada blusa blanca no dejaban mucho a la imaginación.
Además, su abundante cabellera rojiza estaba suelta, cayendo
suavemente sobre sus hombros como si fueran dos cataratas. Un
toque que realmente aumentaba sus encantos.
Más atrás, un hombre de cabello obscuro, que también
contaba con mucho atractivo visual (sólo que para las mujeres) se
abrió
paso dentro del auditorio. Su ‘look’ era algo inusual. Parecía
llevar un traje de ninja debajo de su gabardina, aunque era un
tanto más moderno de los que se solía usar en el medievo.
Finalmente, el personaje más atípico de todos se presento.
Era una chica adolescente, bastante linda a decir verdad. Tenía
largo cabello negro y ojos del mismo color. Sus vestimentas consistían
de una falda marrón, mucho más modesta que la de
Atrella aunque relativamente corta, y una blusa blanca. Su rostro parecía
radiar felicidad todo el tiempo. Era aterrador... era
una chica común y corriente.
Jamiel se encontró algo desconcertado. ¿Qué demonios hacía una chica como esa en un concurso como éste? Siendo él un villano con bastante experiencia, podía identificar algo maligno con sólo verlo por un par de segundos. Pero al hacerlo, Jamiel llegó a la conclusión de que había sentido más maldad proveniente de una roca que de esa chica.
“¡Hola, que tal!” dijo la chica alegremente, “Yo soy Rio Hayashi.
Mucho gusto en conocerlos. Espero que podamos ser
amigos.”
Al voltear hacia los demás concursantes, Jamiel confirmó
que no era el único en haber percatado semejante anomalía.
Tiamat
tenía una expresión de profunda confusión que,
de conocerlo mejor, el guerrero de Kohr sabría que no era normal
en él. Eron,
que era un bocón de tiempo completo, se encontraba sin palabras
por primera vez en su vida. Y eso no empezaba a describir
la reacción de los demás villanos.
“¿Y bien?” preguntó Gotar, “¿Qué no me merezco
un hola por lo menos? Está bien que llegué tarde, pero no
es para que me
apliquen la ley del hielo.”
En un par de segundos, todos recobraron la compostura y trataron de
hacer caso omiso a Rio. Después de todo, cuando se
trataba de Gotar, uno debería esperar cualquier cosa. Sin embargo,
Jamiel no pudo evitar el soltar una que otra mirada hacia la
encantadora jovencita.
“Vaya, parece que todos estamos aquí después de todo.”
Comentó N’astarith, “Para serles sinceros, no creía que sus
respectivos escritores los dejarían venir.”
“No digas tonterías, N’astarith.” Bufó Kohr, “Eagle y yo tenemos una sana relación. Yo propongo y él obedece.”
En el idioma de villanos, lo que Kohr quiso decir es que había
dejado al pobre de Eagle en un hospital psiquiátrico después
de
haberlo atormentado con amenazas de lo que le pasaría si no
le daba permiso de participar en el evento.
“Sí, yo tampoco tuve mayor problema en venir.” Añadió Kyristan.
“Este... MiLord...” señaló Arlakk, “Eso se debe a que Julián es el que está organizando este evento.”
“Por eso mismo, repito: no tuve mayor problema en venir.”
“¿Y qué hay de ti, Gotar?” preguntó N’astarith, “¿Blackwolf fue flexible?”
“¿Qué?.. eh... ¡Ah, sí! ¿Cómo
no iba a serlo?” Declaró Gotar confiadamente, aunque había
un rastro de incertidumbre en sus
palabras, “Ese Blackwolf cree que sólo por haberme creado es
mi jefe, ¡pero yo le mostré quien lleva los pantalones!”
Gotar estalló en una carcajada bastante hostil para los oídos.
Detrás de él, sus seguidores levantaron los ojos al cielo.
Lo que
su jefe acababa de contar estaba bastante lejos de la realidad.
<Flashback>
“¿Qué quieres QUÉ?” preguntó Blackwolf al abrir los ojos enormemente.
“Participar en el galardón para mejor equipo de villanos.” Repitió Gotar, “Ya recibimos la invitación así que voy a llevar a Atrella, Lobo y Rio como equipo.”
“¿Acaso se te han olvidado tus prioridades?” le llamó la atención el escritor, “Estamos a unos días del encuentro final en “La Marca de la Esperanza”. No puedes ausentarte. Un encuentro final sin el jefe de los villanos no es un encuentro final. Es más, ni es un encuentro ya que nadie te va a encontrar.”
“Pero, pero, pero, pero...” balbuceó el villano.
“Nada de peros.” Puso en claro Blackwolf, “Primero lo primero. Yo mismo le haré saber a Julián que no puedes asistir.”
“¡Pero por favor!” suplicó.
“No.”
“¡No es justo! ¡Nunca dejas que me divierta!”
“¡Dije que no vas a ir y eso es definitivo! ¡Ahora vete a tu cuarto!” ordenó.
Desde hace algún tiempo, Black decidió que si Gotar iba a actuar como un niño inmaduro, lo trataría como tal. Sin embargo, no contaba con algo.
“¡¡¡BUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!” chilló Gotar,
haciendo que todos los presentes en el cuarto de control se
llevaran las manos a los oídos. Incluso hubo uno que otro
monitor que estalló en pedazos.
“¡Ya! ¡YA! ¡Está bien! ¡¡ESTÁ BIEN!! ¡Puedes ir! ¡Pero ya cállate!”
“¿De verás?” preguntó Gotar emocionado, como si fuera una quinceañera berrinchuda.
“Sí. ¡Pero te quiero de regreso a las nueve!” Aclaró Blackwolf.
<Fin del Flashback>
Mientras Gotar seguía torturando los oídos de todos con
su risa, Eron percató que el hombre alto vestido de gabardina del
equipo de villanos de “La Marca de la Esperanza” se dirigía hacía
las dos Dark Soldiers de Kohr. Eron llegó a la conclusión
que no le agradaba ese tipo. Para empezar, él era bien parecido,
lo cual ponía en peligro el status quo del científico.
Una vez que Lobo llegó delante de Mel y Liza empezó a
dirigirles unas palabras. Curiosamente, entre más hablaba, más
se
agrandaban los ojos de las dos guerreras. Incluso notó que empezaban
a sonrojarse.
La risa de Gotar se vio interrumpida por el sonido de dos cachetadas
que hicieron eco por todo el auditorio. Al voltear, todos
vieron a Lobo regresando hacia su grupo con una marca roja en forma
de mano en cada mejilla. Atrás de él, Mel y Liza todavía
estaban echando humo por las orejas. Eron no estaba seguro de lo que
hablaron, pero por los pedazos que alcanzó oír,
entendió que se trataba de algo respecto a una fiesta que consistía
en Mel, Liza, Lobo y una cama matrimonial.
Bueno... por lo menos tenía que darle crédito a Lobo
por tomar semejante iniciativa.
“Que bien, veo que ya llegaron todos.” Dijo una voz que salió de las profundidades.
Como buenos personajes predecibles que son, todos voltearon hacia la
persona que habló. Al salir de las sombras, nadie pudo
creer lo que veían sus ojos. Bueno, parecía que Rio era
la menos sorprendida.
“¿Tú qué haces aquí?” exigió N’astarith.
“Bueno... je, je, je... verán...” dijo la persona algo apenada
mientras se rascaba la nuca, “Yo voy a ser el presentador del
evento.”
Habían sido demasiadas sorpresas por un día, pero nada
le ganaba a esto. Inevitablemente, las quijadas de todos llegaron a
tocar el suelo. Todas salvo la de Rio que saludó amablemente
al anfitrión.
“¡Umino!(*) ¡Qué sorpresa encontrarte aquí!”
(* Sí, el cuatro ojos de Sailor Moon también conocido
como Kelvin en español)
Momentos más tarde:
“Bienvenidos sean todos al primer galardón para el mejor
equipo de villanos de fanfics.” Declaró Umino una vez que los
espectadores dejaron de aplaudir, “Soy su anfitrión Umino Gurio
y... bueno, espero que disfruten lo que están a punto de
presenciar.”
“¡Pero qué torpe es este tipo!” se quejó Eneri
mientras presenciaba oculta detrás del escenario la introducción
del evento,
“¿Ya lo escucharon? Apenas puede hablar sin tartamudear o verse
como un idiota. ¿Qué diablos hace un tipo como ese en un
evento para villanos?”
“La polluela tiene razón.” Comentó Lobo, “Yo creía que el anfitrión para este concurso sería un villano como Cell o Freezer.”
“Vuélveme a llamar polluela y te parto la cara en dos.” Le dijo la Khan de Cancerbero.
“Bueno, seamos lógicos, sí Umino es el anfitrión,
es por que seguramente hay algo turbio en él.” Dijo Jamiel, quien
luego
volteó hacia Rio, “Va en la misma escuela que tú, ¿no?
¿Acaso le pega a los alumnos? ¿Le roba el gis a la maestra?
¿Hace
bromas pesadas? ¿Todo el mundo lo odia?”
“Pues... no realmente.” Confesó la chica, “A decir verdad
es el alumno más dócil e inofensivo que hay en Juuban...
si no es que
en el mundo.”
“¿Dime que de perdida llega tarde a clases?” preguntó Eron con esperanzas.
“El tipo es un nerd.” Aclaró Rio, “Siempre es el primero en llegar a clases.”
Eneri, Jamiel, Eron y Lobo redirigieron sus ojos hacia el comentarista
que en estos momentos le contaba a los espectadores
sobre el papel tan importante que desempeñaban los villanos
en una historia.
“Esto no tiene sentido.” Comentó Jamiel.
“De hecho, esto tiene mucho sentido.” declaró Tiamat al acercarse al grupo.
“Oh sí, seguro,” dijo Eron sarcásticamente, “Y mi nombre es Dorotea.”
“De hecho, Tiamat tiene razón.” Añadió Arlakk,
que salió de las sombras, “Acabamos de preguntarle a nuestros líderes
la
razón de esto y nos pareció bastante lógico.”
“¿Y bien?” preguntó Eneri.
“Pongámoslo así.” Empezó el Khan del Dragón, “¿Qué hubiera pasado si el comentarista hubiera sido Cell?”
Los cuatro guerreros se miraron entre sí inquisitivamente.
“Pues sinceramente, a mí nunca me cayó bien.” Confesó Jamiel, “Probablemente me hubiera puesto a pelear con él.”
“Y lo mismo va por mí cuenta.” Añadió Tiamat.
“¿Y si hubieran puesto a Frezzer?” siguió Arlakk.
“Con sólo verlo ya me dan nauseas.” Aclaró Eron.
“¿Y qué me dicen de Sailor Galaxia?” continuó Tiamat.
“Oh, sí, ¡nena!” declaró Lobo, al caérsele la baba, “Esa armadura tan, pero TAN, ajustada. Es casi como si no tuviera...”
“Creo que ya entendimos, Lobo.” Interrumpió el hechicero,
“Dicho de otro modo, si el anfitrión fuese un villano, lo más
probable es que nos pondríamos a pelear con él. De por
sí apenas nos toleramos el uno al otro.”
“Y no se diga qué es lo que pasaría si el anfitrión
fuese un héroe.” Agregó el brazo derecho de N’astarith, “Eso
garantizaría
una pelea.”
“¿Y por eso pusieron al inútil ese?” preguntó Eron al señalar a Umino que seguía con su discurso.
“Desde luego, Dorotea.” Respondió Arlakk al encogerse los
hombros, “¿Quién de nosotros se tomaría la molestia
en hacerle
algo a ese muchacho?”
“Y ahora,” continuó Umino, “Basta de palabrerías
y denle un fuerte aplauso a nuestros participantes. Para empezar, con
ustedes, del fanfic “La marca de la Esperanza”, Gotar y su equipo.
El telón se abrió y del lado derecho del escenario salieron
Gotar seguido de sus colaboradores. El líder del equipo alzó
los
brazos, extendiendo sus dedos índices y medios en forma de “V”,
mientras que los demás hicieron un gran esfuerzo en tratar de
no verse demasiado avergonzados por semejante actitud tan poco digna
para un Amo del Mal.
El buen Umino se acercó a ellos con el micrófono
en mano.
“¿Unas cuantas palabras antes de empezar, señores y señoritas?” preguntó.
“¡¡Hola a todos!!” exclamó Gotar emocionado,
“¡Que bueno que vinieron para echarme porras! Van a ver como ganamos
con
una mano atada en la cintura.”
“Hola, mucho gusto.” Declaró Rio, “Quisiera mandarle un
saludo a mi mamá, a mi papá, a mi querido y adorado perrito
Firulais y a....”
“Hola, chicas hermosas de todo el mundo.” Interrumpió Lobo,
mientras se robaba la atención de la cámara, “El gran Lobo
reportándose. Así es, nenas, aunque suene increíble,
este bombón que tienen ante ustedes es soltero. Así que toda
chica
hermosa con medidas 90-60-90, puede comunicarse conmigo por ICQ. Mi
número es el 439...”
“Lobo, ¡compórtate!” exigió Atrella, que al
parecer era la única que estaba tomando esto en serio. “Bastantes
problemas nos
causaste la última vez con el equipo de voleyball femenil. No
necesitamos otra demanda por acoso sexual.”
“Este... bueno.” Dijo Unimo, “Por favor tomen su lugar y pasemos
al siguiente equipo: Los Imperiales del fanfic “La Leyenda”.
¡Pasen por favor!”
A diferencia del equipo anterior, N’astarith y sus tres Khans
entraron en forma bastante organizada, como si fueran un
pequeño regimiento de soldados. El amo de Abbadón iba
al frente mientras sus tres guerreros lo seguían en fila.
Al igual que la vez anterior, el comentarista se acercó
para extenderles el micrófono, sólo que esta vez dudó
un poco al ver la
cara de pocos amigos que tenían los Khans.
“¿Quisieran decir algo antes de que inicie el evento?” vaciló el cuatro ojos.
Tiamat no dudó en arrebatarle el micrófono y decir unas palabras.
“Que quede claro que los Khans de Abbadón vamos a ganar.”
Declaró confiadamente, “No existe posibilidad alguna que los
demás equipos puedan derrotarnos.”
“Uuuuy, si el muchacho viene muy inspirado hoy para hablar.” Se oyó la burlona voz de Eron afuera del escenario.
El Khan del Dragón no dudó ni un segundo en aventarle
el micrófono al científico. Se escuchó un agudo pitido
de distorsión
sonora una vez que el aparato golpeó a Eron en la cabeza, seguido
inmediatamente de un “¡Ouch!” de parte de éste último.
[¿Por qué será que ya me estoy arrepintiendo
de haber aceptado este trabajo?] pensó Unimo al sacar su micrófono
de
repuesto de su bolsillo. “Bueno... ahora, ¡por favor denle un
aplauso a los Dark Soldiers de Kohr!”
Acto seguido, Kohr, Jamiel, Liza y Mel se abrieron paso dentro
del escenario. Umino nuevamente repitió la rutina de
acercarles el micrófono, esperando que esta vez no lo rompieran.
Ahora fue el mismísimo Kohr quien tomó la palabra.
“Lo único que quiero decir es... un momento...”
“¿Sí?” preguntó el comentarista, “¿Sucede algo?”
Kohr volteó a ver a Umino con ira en sus ojos.
“¿¿QUÉ Diablos es eso??” preguntó enfurecido al apuntar hacia un podium que se encontraba al fondo del escenario.
“E... e... es su podium, señor.” Logró responder
el estudiante, totalmente preso del miedo, “To... todos los líderes
de cada
equipo tienen uno.”
“¡¡¡Eso ya lo sé, pedazo de alcornoque!!!”
rugió el Amo del Mal, “Lo que quiero saber es, ¿¡¿Qué
diablos tiene escrito
enfrente?!?”
“E... e... ese es su nombre, señor...”
“¡¡No, no lo es!! ¡¡Ahí veo escrito Khor, no Kohr!!”
“No... no entiendo...”
“¡¡La ‘h’!! ¡¡Pusieron la ‘h’ después de la ‘K’ en vez de la ‘o’!!” vociferó Khor (digo... Kohr).
“Yo... yo... lo siento, señor.” Logró mascullar Umino. “¡Haré que lo cambien enseguida!”
“¡Que así sea!” ordenó, “¿¿Qué
acaso es mucho pedir?? ¡Ni que fuera muy difícil escribir
bien un nombre de cuatro letras! No
veo que a Gotar lo llamen Gator, ¿o sí?”
“No, señor. Por supuesto, señor. Desde luego, señor. Claro que no, señor.”
“Ya mejor cállate y presenta al equipo faltante.”
“Sí, señor.” Dijo Umino, al tratar de recuperar
la compostura, “Y... <gulp> ahora, del fanfic “Pasado, Presente e
Incertidumbre”, Kyristan y sus tres ‘Amos del Mañana.’”
El último equipo entró sin la intención de
causar mayor espectáculo. Eron llevaba una bolsa de hielo apoyada
contra su cabeza
mientras veía a Tiamat con desprecio.
“¿Algunas palabras?”
Los miembros del equipo vieron el aparato con algo de indiferencia.
Claro, todos salvo cierto científico bocón. Como era de
esperarse, Eron movió ansiosamente su mano hacia el micrófono,
pero sorprendentemente, Sorin lo tomó primero.
Esto si que era inesperado. La androide, que rara vez hablaba,
era seguramente la persona menos esperada como vocera del
equipo.
Se hizo un silencio absoluto en el auditorio. Por alguna extraña
razón, si esa chica iba a hablar, algo le decía a la gente
que sería
bueno escucharla. Inclusive los demás miembros de su equipo
mostraron algo de curiosidad al verla tan determinada en tomar
la palabra.
Sorin se aclaró la garganta.
“No tenemos nada que decir, gracias.” Dijo sin emoción alguna y luego le devolvió el micrófono a Umino.
Es curioso... después de haberse ido de espaldas tantas
veces en un solo día, uno esperaría que los villanos presentes
ya
estuvieran acostumbrado más a ello. Pero al verlos esparcidos
por el suelo una vez más, claramente se demostró que ese
no
era el caso.
Rato después, una vez que se resolvieron todos los contratiempos,
los cuatro equipos estaban listos para empezar el
espectáculo. Cada amo del mal estaba detrás a su respectivo
podium mientras sus tres sirvientes esperaban instrucciones a su
lado. Umino volvió a tomar el micrófono y se dirigió
al público.
“Las reglas para este concurso son las siguientes.” empezó
el anfitrión, “Habrá ocho eventos en los que cada equipo
participará. Estos eventos se dividirán en dos rubros:
eventos individuales, en los cuales cada Amo del Mal deberá seleccionar
a un miembro de su equipo como representante, y eventos de grupo, en
los cuales el equipo entero, a excepción de los Amos
del Mal, participarán. Dependiendo del desempeño de cada
equipo, se darán puntos. 50 para el primer lugar, 30 para el
segundo, 10 para el tercero y 0 para el último. Al acabarse
los eventos, el equipo que haya juntado más puntos será el
ganador.”
Los participantes más confiados sonrieron arrogantemente. Esto sería pan comido.
“Y ahora, ¡tiempo de empezar!” declaró Umino, mientras
el público vitoreaba, “Nuestro primer evento, categoría individual,
es...”
Un minuto más tarde...
“¿Concurso de bikinis para mujer?” preguntó Rio,
todavía algo confundida, “Pero eso no tiene sentido. ¿Cómo
es que un
evento tan chauvinista, que tenga como único propósito
el exponer a las mujeres como meros objetos, puede ser de utilidad
para determinar lo que es un buen equipo de villanos?”
“Vamos, vamos, no deberías quejarte, Rio.” Dijo Lobo, “Son
las reglas del juego y tenemos que seguirlas sin importar cuan
difíciles o humillantes sean.”
“Sí, como no.” Declaró ésta con sarcasmo, “Como si a ti te fuera a molestar...”
“¡Estoy escandalizado por esto, créeme!” Se defendió Lobo, pero por alguna razón, sus palabras no fueron muy convincentes.
“Yo también lo estoy.” Añadió Gotar.
“Seguro...”
“Es cierto,” dijo el Amo del Mal, “Yo esperaba que el concurso fuese topless. Pero bueno... uno tiene que seguir las reglas.”
Rio se llevó la mano a la cara. El tratar de lidiar con
esos dos era una total pérdida de tiempo. Volteó hacia Atrella
para
conseguir algo de apoyo, siendo ella la otra mujer del equipo.
“Atrella, ¿cómo es que esto no te molesta?” le preguntó, “Si es a ti a quien Gotar escogió para este evento.”
“No veo realmente cual es el problema.” Declaró la pelirroja,
“Yo lo hago con gusto. Además, eso me da la oportunidad de
estrenar este nuevo traje de baño que compré ayer con
Xen.”
Los ojos de sus compañeros de equipo se agrandaron hasta
hacerse más grandes que platos al sacar la pelirroja de su maleta
un revelador pedazo de tela. Ciertas características libidinosas
ya se hacían notar en los rostros de Gotar y Lobo.
“¿¿¿Te piensas poner eso???” preguntó
Rio sin dar crédito a lo que veía, “¿Qué en
este país no meten a la gente a la cárcel
por ir vestida así?”
Mientras Rio hizo un último intento en tratar de explicarle
el concepto de pudor a Atrella, el equipo de Kohr se enfrentaba a
sus propios problemas.
“No veo por qué tú deberías ser la elegida.” Se quejó Mel, “¡Yo tengo mejor cuerpo!”
“Estás delirando.” Respondió Liza, “Yo he ido al gimnasio más veces que tú. ¡Estoy en mejor forma!”
“¡Claro que no!”
“¡Claro que sí!”
“¡Claro que NO!”
“¡Claro que SÍ!”
[¿Pero de qué diablos discuten? ¡Si están idénticas!] se preguntó Jamiel.
“¡Está bien! ¡Silencio, ustedes dos!” ordenó Kohr, “Sólo hay una forma de solucionar esto... Jamiel, saca una moneda.”
En otro lado, algo de discordia y conflicto también se hizo presente con Kyristan y sus tres Amos del Mañana.
“Arlakk... ¿¡¿Acaso te comiste tu cerebro a la hora del almuerzo?!?” gritó Eron.
“No veo que tiene de ilógico mi plan.” Comentó el hechicero.
“Pues para empezar que te parece si te recuerdo que este evento
es un concurso de bikini para mujeres.” Comenzó el
científico, “¡Y yo soy un HOMBRE! ¡Ni loco voy a
salir vestido en un traje de baño parta mujer! ¡Para eso está
Sorin!”
“Eron,” empezó su colega, “Sorin tiene el atractivo y carisma
de una aspiradora. ¿Cómo esperas que ganemos este evento
con
ella como nuestra representante? Sin ofender, Sorin.”
“El sentirme ofendida es una función que me es desconocida.”
Explicó la androide, “No aporta nada el sentirse ofendida. Si el
plan de Arlakk aumenta las posibilidades de que seamos victoriosos
en este evento, entonces yo lo apoyo.”
“Okay, creo que este es un buen momento para recordarles que... ¡¡SOY UN HOMBRE!!” vociferó Eron.
“Deja de estar lloriqueando, Eron.” Interrumpió Kyristan,
“Tú tienes la habilidad de transformarte en la persona que tú
quieras.
Ciertamente no te será difícil convertirte en una atractiva
jovencita que satisfaga los deseos más perversos del hombre.”
“Pe... ¡¡pero, milord!!” reclamó su súbdito,
“¿Por qué yo? Si mal no recuerdo, Arlakk tiene hechizos que
le pueden dar la
forma que él quiera.”
Los tres voltearon ver al hechicero que, dicho sea de paso, empezó a sudar como si estuviera dentro de un sauna.
“Eh... bueno... a decir verdad...” empezó Arlakk, “Bueno,
ese hechizo me sirve solamente para convertirme en animales, no en
humanos.”
“¡Está mintiendo!” declaró Eron.
“Eron, ¡ya basta de escándalos!” ordenó el
Amo de Dominia, “Tú irás y aquí acabó el asunto.
Ahora, toma esto como lo
tomaría un hombre de verdad y conviértete en mujer.”
Y en lo que concierne a los Khans de Abbadón...
“Kali, tú eres la elegida para este evento.” Declaró N’astarith.
“Pero, señor...” empezó Eneri.
“*Dije* que Kali es la elegida.” Subrayó N’astarith.
Y de ahí no pasó el asunto.
“Muy bien, queridos espectadores.” Anunció Umino, “Para
saber quien de estas hermosas damas será la ganadora, nos
basaremos en sus aplausos y porras. De modo que depende de ustedes
el resultado de este evento. Y ahora para empezar,
¡denle un fuerte aplauso a Liza!”
“¡Soy Mel!” gritó una voz detrás del telón.
“Perdón... ¡Mel!” corrigió el anunciador.
El telón se abrió de par en par y la Dark Soldier
se abrió paso dentro del escenario, vestida con un bikini plateado
y un par de
zapatos de tacón alto. Las aclamaciones por parte de los hombres
en el auditorio no tardaron en aparecer.
Mel se vio generosa con su público y giró varias
veces para que apreciaran su figura. Incluso se tomó la molestia
de hacer
algunas poses. Una vez que terminó su presentación, se
dirigió hacia una esquina para darle lugar a la siguiente concursante.
El aplausómetro registró una marca bastante alta y que sería difícil de superar.
“Y ahora, del equipo de los Khans, ¡denle la bienvenida a la hermosa Kali!”
La Khan de la Destrucción entró al escenario con
su bikini negro y algo de timidez. Tal vez era una de las guerreras más
fuertes del fanfic “Leyenda”, pero también era famosa por no
ser muy extrovertida. Sin embargo, logró dar un espectáculo
digno. Muchos de los espectadores se preguntaron como era ella debajo
de esa armadura que siempre llevaba. A juzgar por
sus aplausos y chiflidos estaban bastante satisfechos.
Una vez que terminó su recorrido, Kali fue a pararse a
lado de Mel. Umino constató que la Khan acababa de romper la marca
de la Dark Soldier. La manecilla pasó los tres cuartos de la
pantalla. Umino sacó un pañuelo para secarse la frente.
“Muy bien, y ahora,” presentó al sacar una tarjeta, “Del equipo de los Amos del Mañana, Er... un momento...”
Umino se ajustó los lentes. ¿Acaso ya era hora de
que le subieran la graduación? Rápidamente se dirigió
hacía una de las
esquinas del escenario para hacer unas cuantas preguntas. Arlakk fue
quien tuvo el gusto de contestárselas. El cuatro ojos aún
se veía algo confundido, pero, después de encogerse los
hombros, decidió que era mejor seguir con el espectáculo.
“Y... del equipo de los Amos del Mañana,” continuó, “Denle la bienvenida a... ¡Dorotea!”
“¡¡Arlakk!! ¡¡Te voy a...” se escuchó
una voz, pero Eron fue precipitadamente empujado(a) dentro del escenario
antes de
lograr acabar su amenaza.
Una chica de cuerpo escultural resultó ser la dueña
de dicha voz. Estaba vistiendo un bikini color verde que era del mismo
color de sus ojos. Además, su abundante cabellera negra le daba
un aire de ferocidad y sensualidad que no pasó desapercibido
por los espectadores. Estos rápidamente mostraron su aprobación
mediante aclamaciones que casi derrumbaron el techo del
auditorio. El aplausómetro alcanzó el nivel más
alto.
Pese a su descontento, Eron acabó por ceder ante las aclamaciones
e hizo su recorrido, aunque con algo de dificultad, ya que
no estaba acostumbrado a caminar con tacones altos.
“¡Kyristan, eso es trampa!” reclamó N’astarith.
“¡Usar los poderes de transformación de tu súbdito
es de lo más bajo!” añadió Kohr, “¡Se supone
que este es un concurso
para mujeres!”
“Pues dudo que alguien diga que no es una mujer en estos momentos.” Contestó Kyristan inocentemente.
“¡Pero es un hombre en esencia!” replicó Kohr, “Gotar, ¿tú no estás de acuerdo?”
“¿Eh? Ah, sí.” Dijo éste sin mucho interés, “Como sea.”
“¿Cómo puedes sentirte tan indiferente a esto?” le preguntó N’astarith.
“Vamos, vamos, muchachos.” Explicó Gotar con calma, “No
hay necesidad de enojarnos. Fin y al cabo nadie especifico que
la participante tenía que ser una mujer de tiempo completo,
¿o sí? Además, eso no quiere decir que Kyristan haya
ganado aún.”
“¿Qué quieres decir con eso?” preguntaron los tres Amos del Mal al unísono.
“Y ahora,” anunció Umino, “Nuestra última participante. Del equipo de Gotar, ¡he aquí a Atrella!”
“Caballeros...” empezó Gotar, al referirse a sus tres compañeros, “Espero que hayan tomado su medicina para el corazón.”
Al aparecer la sensual pelirroja, el público quedó
sumergido en un tremendo silencio. La aguja del aplausómetro no
se movió...
y eso se debía a que todos los hombres del público se
habían desmayado o estaban perdiendo mucha sangre por las fosas
nasales.
Se dice que una imagen vale más que mil palabras. En este
caso creo que se diría más bien, una imagen vale más
que mil
aclamaciones. Si los hombres no hablaban, no era por que encontraban
a Atrella horrible. Es más, ningún hombre con
preferencias heterosexuales bien definidas se atrevería siquiera
a considerarla como a alguien por debajo del término de
“belleza divina”.
El traje de baño de Atrella hizo que muchas personas asociaran
la palabra ‘hilo dental’ segundos antes de que cruzaran el
umbral de la inconsciencia.
“Muéranse de la envidia, chicas.” Dijo ésta al poner sus manos sobre sus caderas.
¿Acaso alguien la iba a contradecir?
Equipo de los Imperiales de Abbadón: 10
Equipo de los Dark Soldiers: 0
Equipo del los Amos del Mañana: 30
Equipo de Gotar: 50 (Ganador por Kock out técnico... literalmente
hablando...)
“Muy bien... eso sí que fue digno de ver.” Dijo Umino,
mientras ajustaba el pañuelo atorado en su nariz para evitar más
pérdida de sangre, “Pero ahora el asunto se pone más
interesante. De ahora en adelante no daremos una explicación precisa
de
lo qué tratarán los eventos. Solamente daremos un ‘título’
para cada uno. Nuestros cuatro Amos del Mal, aquí presentes,
deberán elegir cuidadosamente a su representante dado el título
del evento. Una vez que los cuatro representantes sean
escogidos, explicaré las reglas del evento. Esto tiene como
propósito el poner a prueba la capacidad de los Amos del Mal para
tomar decisiones como líderes con la menor información
posible. Muy bien... nuestro segundo evento es de grupo y se requiere
un jefe de equipo. La palabra clave es: comunicación.”
Kyristan analizó la situación. Por un lado tenía
a una androide que casi nunca hablaba y del otro a un científico
bocón que no
podía pasar más de cinco segundos sin hablar. Decidió
escoger al miembro más equilibrado de los tres: Arlakk.
N’astarith no tuvo que pensar mucho en ello. Tiamat era su hombre
de confianza y un líder nato. Si el evento sería en grupo,
¿quién mejor que Tiamat para guiarlos? Sí algo
sabía hacer el Khan del Dragón era dar ordenes y hacerse
entender a la
perfección por sus subordinados. Justo lo que uno necesita cuando
el tema de la categoría es comunicación.
Kohr consideró mandar a Jamiel, pero las constantes quejas
de Mel por el resultado del evento pasado no parecían tener fin.
Así que decidió mandarla a ella de nuevo. Así,
si fallaba, ya no tendría cara con la cual quejarse. Y además,
eso demostraría
que estaba dispuesto a darle a sus súbditos una segunda oportunidad.
Gotar, al pensar que ya llevaba una racha de buena suerte, mandó
a Atrella de nuevo. Además, Lobo no parecía ser la
persona más indicada para comunicarse con la gente. Salvo si
uno está esperando a que le den una cachetada. Y Rio no
contaba con suficiente autoridad para llenar el puesto de jefe de equipo.
“Muy bien, los cuatro jefes de equipo por favor vengan a mi lado.” Dijo Umino.
Los cuatro hicieron lo que les pidió el comentarista, ubicándose
cada uno frente a un pizarrón al que se les asignaba. Luego,
los concursantes restantes fueron sentados en sillas frente a su respectivo
jefe de equipo.
“Como dije antes, la palabra clave para este evento es la comunicación.”
Retomó el anunciador, “Es indispensable que en un
equipo de villanos exista la comunicación para que de ese modo
puedan coordinarse como equipo y obtener los mejores
resultados.”
“Al grano, mocoso.” Dijo Tiamat, “¿Qué tenemos que hacer?”
“Eh... sí... bueno.” Retomó Umino, “Para poner a
prueba su capacidad para comunicarse, a cada jefe de equipo se le dará
una
tarjeta con una frase, concepto, título o algo así. El
objetivo de cada jefe de equipo es transmitirle este mensaje a los miembros
de su equipo, pero ¡CUIDADO! No pueden hablar, sólo pueden
dibujar garabatos en sus pizarrones. Y nada de números ni
letras. De lo contrario serán descalificados. El equipo que
adivine primero lo que quiere transmitir su jefe de equipo se llevará
más puntos. ¿Alguna pregunta?”
Los cuatro jefes de equipo se quedaron viendo a Umino sin dar crédito a lo que acababan de escuchar.
“¿Acaso ésta es una broma?” preguntó Arlakk.
“Pues... no... esas son las reglas del juego.”
“Absurdo...” declaró Tiamat, “En fin... no es realmente algo difícil de hacer.”
“Por cierto, está prohibido usar la telepatía en este evento.” Añadió Umino.
Eso hizo que Tiamat reconsiderara el asunto. Tal vez no sería tan fácil después de todo.
Umino sacó una pequeña caja con varias tarjetas
en su interior. Acto seguido, pasó frente a cada jefe de equipo
para que
tomaran una al azar. El Khan del Dragón fue el último
en servirse y miró con calma la frase que tendría que describir.
Sus ojos
de ensancharon.
[¿Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776?] se preguntó.
Definitivamente esto no sería tan fácil como lo había previsto. Y los demás concursantes no iban a diferir en ello.
[¿Cogito ergo sum?(**)] inquirió Arlakk.
(**=Chéquenlo en el diccionario)
[¿Déficit fiscal?] cuestionó Atrella.
Claro que hubo alguien que tuvo mejor suerte.
[¿Penitenciaría? Vaya, esto es pan comido.] pensó Mel.
“Muy bien. En sus marcas... listos... ¡FUERA!”
Los jefes de equipo empezaron a hacer rayones en sus pizarrones
al sonar el silbato. A pesar de ser un concurso en el cual la
rapidez era algo esencial, Mel se tomó todo el tiempo del mundo
en hacer su garabato. Tenía toda la intención de hacerlo
lo
más claro posible. Además, era una palabra fácil.
Atrella, al contrario, se puso a hacer dibujos a toda velocidad.
Haciendo su mejor esfuerzo en darle forma a varias gráficas
económicas para darle una pista a su equipo. Cosa que no fue
fácil, dado que se prohibía usar letras o números.
Arlakk, en una irónica coincidencia con el concepto que
tenía que dibujar, meditó el asunto antes de ponerse a dibujar.
Decidió irse por el camino fácil. Una vez que sus compañeros
hubieran captado el concepto básico, vería como se las ingeniaría
para hacer que lo dijeran en latín.
Tiamat era sin duda alguna el jefe de equipo que se precipitaba
más en dibujar. No sólo su frase era algo larga, sino que
además no era muy obvia. Su primer garabato consistía
en un trozó de papel que, con algo de imaginación, bien podría
llegar a
ser una declaración de independencia, pero también daba
lugar a muchas otras interpretaciones.
“Papel... hoja... documento... carta...” empezó Eneri.
“¿Mapa?” preguntó Kali.
Mientras tanto, Atrella estaba pasando por problemas similares
con su equipo. Al parecer, Lobo y Rio no eran grandes
economistas como para poder entender lo que estaba dibujando.
“¿Curva? ¿Vector? ¿Arriba? ¿Abajo? ¿Gráfica?” sugirió Rio.
“Sexo... mujeres... sexo... fiestas con mujeres y sexo...” propuso Lobo.
“Lobo... ésta no es una sesión de interpreta lo
que vez dibujado.” Aclaró Rio, “Tenemos que adivinar lo que Atrella
quiere
decir.”
“Ah, bueno, haberlo dicho antes.” Dijo Lobo al poner más atención, “Veamos... ¿sexo?”
Mientras tanto, de regreso con Arlakk:
“¡Apúrate, Arlakk!” exigió Eron, “¡Eres el único que no ha empezado!”
Después de tantas quejas, el hechicero se decidió
a empezar. Era un dibujo simple pero comprensible, mostraba a un hombre
con las burbujas encima de su cabeza que se suelen usar en las tiras
cómicas para señalar que uno está pensando.
“¿Pensar?” dijo Eron.
Arlakk afirmó apresuradamente. Tal vez esto no sería tan difícil después de todo.
Mel terminó su garabato. Dicho sea de paso, era una penitenciaría
bastante creíble la que dibujó. Sólo faltaba esperar
las
interpretaciones de sus amigos.
“¿Cárcel?” preguntó Jamiel.
Mel hizo signo que sí y que no a la vez. Esa era la idea mas no la palabra exacta.
“¿Prisión?”
Su hermana también entendió el dibujo, pero se topó
con el mismo problema. Mel los incitó a seguir hablando al hacerles
señas de que estaban cerca. Desdichadamente, los dos Dark Soldiers
se quedaron fijos con la idea de que el dibujo era el de
una prisión o cárcel.
“¡Prisión!” Insistió Liza.
“¡Cárcel!” dijo Jamiel.
Ninguno entendía por qué Mel se veía tan irritada por sus respuestas. Lo que había dibujado era una cárcel, ¿o no?
Después de varios dibujos, y aún más fracasos,
Tiamat por fin logró hacer que las dos Khans adivinaran ‘declaración
de
independencia’. Llevaba algo de retraso en comparación con los
demás concursantes, pero por lo menos había pasado la parte
más difícil. Ahora sólo tenía que hacerles
entender que era la declaración de los Estados Unidos.
Con sumo cuidado, hizo un dibujo de dicho país.
“¿Estados Unidos?” preguntó Eneri.
Tiamat validó esa sugerencia rápidamente, antes
de que se les ocurriera decir otra cosa. Luego volvió a señalar
los primeros
garabatos que hizo.
“¡Declaración de Independencia de los Estados Unidos!” gritó Kali emocionada.
Tiamat volvió a validar lo que fue dicho. Ya estaban a
punto de ganar.
Las dos Khans mujeres ya se habían puesto a brincotear
y a felicitarse mutuamente, una actitud tan rara y fuera de personaje
que seguramente no se volvería a ver en ninguna de ellas. Lo
habían conseguido. Una victoria más para el Imperio de Abbadón.
EL Khan del Dragón golpeó repetidamente su gis contra
el pizarrón para llamarles la atención a sus dos colegas.
Aún les
faltaba decir la fecha del evento. Pero al parecer, Kali y Eneri no
sabían a lo que se estaba refiriendo.
“¿Qué?” preguntó Eneri, “Ya lo dijimos: Declaración de Independencia de los Estados Unidos.”
Tiamat se vio en la necesidad de dibujar un calendario para hacerlas
entender lo que faltaba. Al entender el garabato, las dos
Khans se vieron mutuamente con algo de inseguridad.
“¿Tú sabes cuando fue la declaración esa?” preguntó la Khan de Cancerbero a su colega.
“No... ¿y tú?” respondió Kali.
El gis que se encontraba en la mano de Tiamat se convirtió
en polvo después de haber sido fuertemente apretado. ¡Esto
era el
colmo! Definitivamente tendría que hablar con su amo N’astarith
para que hiciera de la historia una materia obligatoria para
convertirse en Khan de Abbadón.
Arlakk también acabó en un callejón sin salida.
No tuvo problemas al principio para hacerles entender a sus colaboradores
el
verbo ‘pensar’, pero ese no era el caso para el verbo ‘existir’. Además,
el único que participaba activamente en la sesión de
interpretación era Eron. Sorin se limitaba a ver y a escuchar.
Sí... era molesto, ¿pero qué se podía esperar
de una chica que era
más computadora que humana?
“Casa... coche... lápiz... perro...” dijo Eron.
Como si las cosas no estuvieran lo suficientemente mal, Eron pareció
haber perdido su motivación en el evento y ahora se
limitaba a decir cualquier estupidez que le pasara por la mente.
Mel estaba al borde de un colapso nervioso. Sus dos compañeros
simplemente no adivinaban la palabra, por sencilla que
fuera.
“¿Instituto correccional?” preguntó Liza.
Su hermana negó la propuesta.
“¿Penitenciaría?” sugirió Jamiel.
¡Por fin! ¡Hasta que alguien adivinó la palabra! Eso le quitó un enorme peso de encima a la Dark Soldier.
“¡Felicidades! Ustedes son los primeros en haber acabado.” Declaró Umino.
Vaya... estos 50 puntos fueron más difíciles de
ganar de lo que había pensado, pero por lo menos ya eran suyos y
el equipo ya
no estaba en desventaja.
“No entiendo nada.” Declaró Lobo, mientras analizaba otra
vez los garabatos de Atrella, “¡Para empezar ni me gusta la
economía!”
“Vamos, Lobo, tenemos que seguir intentándolo.” Animó Rio.
“¡Bah!” se quejó su compañero, “¡Esto
no tiene sentido! Para empezar no sé nada sobre estas cosas de oferta,
demanda,
inflación o déficit fiscal...”
Atrella lo señaló rápidamente. Lobo acababa de mencionar la palabra inconscientemente. Éste no pareció entender su seña.
“¿Qué?” le preguntó, “¿Oferta? ¿Demanda?”
“¡Déficit fiscal!” declaró Rio.
Umino les otorgó el segundo lugar del evento. Bueno, 30
puntos eran 30 puntos. Y más importante aún, el equipo de
Gotar
seguía a la delantera. Ahora sólo faltaba ver quien de
los dos equipos restantes se llevaría el tercer lugar.
Tiamat no tuvo más alternativa que ponerse a dibujar varias
rayitas verticales. No podía dibujar números, de modo que
ésta
era la única forma que tenía para comunicarles a sus
dos colegas la fecha del evento.
“Declaración de independencia de los Estados Unidos de 35... 36... 37... 38... 39... 40...” contó Eneri.
El único problema con este sistema era que iba a tardar mucho tiempo en llegar al número 1776.
Mientras tanto, por medio de muchos... pero MUCHOS dibujos, Arlakk
por fin logró que sus dos compañeros dijeran el
verbo existir. Ahora tenía que ponerlos juntos. Volvió
a señalar su primer dibujo.
“Pensar y existir.” Dijo Eron.
[¡Desarróllalo, desarróllalo!] pensó Arlakk, mientras les hacía señas.
“Declaración de independencia de los Estados Unidos de 210... 211... 212... 213... 214... “continuó Kali.
[Vamos, vamos, ¡de prisa!] animó Arlakk.
“¿Pienso y luego existo?” sugirió Eron.
¡Sí! Ya casi. Sólo faltaba que lo dijera en latín. Arlakk apresuradamente dibujó un individuo con una toga para hacer eso claro.
“Declaración de independencia de los Estados Unidos de 436... 437... 438... 439... 440...”
“¿Sófocles? ¿O acaso fue Sócrates quien dijo eso?” inquirió el científico.
“Declaración de independencia de los Estados Unidos de 1001... 1002... 1003... 1004... 1005...”
[¡Me importa un rábano quien lo habrá dicho!] maldijo Arlakk en su mente, [¡Dilo en latín! ¡EN LATÍN!]
“Declaración de independencia de los Estados Unidos de 1423... 1424... 1425...”
“Cogito ergo Sum.” Dijo Sorin de repente.
El hechicero soltó el gis y se sacudió las manos.
Hasta que por fin lo consiguieron. Es increíble el estrés
por el que uno pasa
sólo para conseguir 10 míseros puntos. Pero era mejor
que nada. Desafortunadamente para los Khans de Abbadón, no
ganaron ni siquiera eso. Además, cómo última broma
del destino, a Tiamat se le había acabado el gis en el número
1775.
Equipo de los Imperiales de Abbadón: 10
Equipo de los Dark Soldiers: 50
Equipo del los Amos del Mañana: 40
Equipo de Gotar: 80
“¡Eso fue patético!” vociferó N’astarith,
mientras regañaba a sus Khans, “¿Qué acaso nunca prestaron
atención a sus clases de
historia en la secundaria?”
“Lo sentimos, Señor.” Se disculpó Kali cabizbaja.
“Nos pondremos a estudiar, Señor, de veras.” Añadió Eneri.
“Bueno, no importa.” Señaló el Amo de éstas,
“Tenemos que prepararnos para el próximo evento. La palabra clave
esta vez
es ‘conocimiento’, y dado que ustedes dos han demostrado una increíble
carencia de éste, mandaré a Tiamat como
representante.”
Una vez que se retiraron los pizarrones, los empleados encargados
del concurso instalaron una enorme pantalla. Bueno... a
decir verdad eran varias pantallas de televisión reagrupadas
para formar una sola pantalla. Además, haciéndole frente
a dicha
pantalla, cuatro podiums extras fueron traídos dentro del escenario
para los cuatro representantes y uno en especial para
Umino.
Los concursantes para esta categoría serían, Tiamat,
del equipo de N’astarith; Jamiel, del equipo de Kohr; Sorin, del equipo
de Kyristan, y Rio del equipo de Gotar. Umino se aclaró la garganta
antes de explicar el evento.
“Bueno, ésta es la categoría de conocimiento.” Comenzó,
“¿De que les sirven grandes poderes a los villanos si no saben cómo
usarlos? Bueno, no de mucho a decir verdad. Y es por esa razón
que en este evento pondremos a prueba el conocimiento de
nuestros participantes. Cada una de las pantallas a mi lado contienen
una respuesta. Lo que deben hacer los concursantes es
adivinar la pregunta. El que presione más rápido el botón
que se encuentra en su podium tendrá derecho a contestar primero.
Aunque se juegue con dinero en este evento, el resultado simplemente
definirá quien se llevará más puntos al acabarse las
preguntas.”
[Vaya, la originalidad del que ideó este concurso sí
que deja mucho que desear.] pensó Jamiel, [Esto no es más
que una copia
al carbón de ‘Jeopardy’.]
En algún lugar lejano, cierto escritor de fanfics estornudó.
“Muy bien,” continuó Umino, “Para ver quien tendrá
el honor de escoger la primera respuesta... todos dígame un número
del 1
al 10.”
“Uno.”
“Cinco.”
“Siete.”
“Nueve.”
“Empieza Tiamat.” Declaró el anfitrión.
El Khan del Dragón miró las categorías que se vislumbraban
en lo alto de cada columna de pantallas. Por segunda vez, se le
volvieron a agrandar los ojos. Las categorías eran: Héroes
y Villanos, Organizaciones Internacionales no gubernamentales,
Cultura Terrícola, Física avanzada, Motivo de la existencia
humana, y finalmente, Programas de televisión de los setenta.
“Eh... Tomaré ‘Héroes y villanos’ por cien créditos.” Decidió el Khan..
“La respuesta es: ellos tres fueron los asistentes de Batman bajo la identidad de Robin.” Anunció Umino.
Los concursantes se vieron algo confundidos por la pregunta. O más
bien dicho, la respuesta. ¿Batman? Ellos eran villanos de
Anime, ¿qué iban a saber sobre un héroe de historietas
americano, y mucho menos de sus asistentes? Sin embargo, Jamiel se
esforzó para hacer memoria. Estaba seguro que en uno de esos
momentos de ocio se puso a leer uno de esos cuentos. Apretó
su botón cuando creyó tener la respuesta... que diga
la pregunta.
“¿Quiénes son Dick Grayson, Jason Todd y Timmy Drake?” preguntó.
“¡Correcto!” declaró el anfitrión, “Ganas cien créditos y la oportunidad de escoger la siguiente respuesta.”
“Héroes y villanos por doscientos.”
“Se dice que tiene la fuerza de Hércules.”
Rio aplastó su botón.
“¿Quién es Superman?”
<¡BEEEP!>
“¡Falso! La respuesta sigue en pie.”
“¿Quién es He-Man?” preguntó Jamiel.
<¡BEEEP!>
“¿Quién es el Capitán Maravilla?”
“¡Correcto!”
Los demás se le quedaron viendo a Tiamat quien dio la respuesta. Éste se limito a verlo de regreso.
“¿Qué?” les preguntó desafiante, “Leo comics americanos, ¿algún problema con eso?”
Las respuestas siguieron desfilando a medida que avanzó el concurso.
Junto con éstas, el estupor de los participantes iba
aumentando. No sólo eran respuestas capciosas, pero además
eran de temas que pocos, sino es que ninguno, conocían. El
colmo fue cuando una de dichas respuestas fue “Eso fue lo que dijo
el doctor Belos en el episodio número 23 de ‘Mi bella
Genio’.” De la categoría ‘series de televisión de los
setenta’.
Curiosamente, la androide Sorin, del equipo de los Amos del Mañana,
era quien llevaba la delantera con un gran total de
10,600 créditos. Literalmente había arrasado en las preguntas
de física avanzada, Organismos Internacionales no
gubernamentales, costumbres terrícolas, y razón de la
existencia humana. Fue en esos momentos que los demás concursantes
se dieron cuenta de lo injusto que es el luchar contra una computadora
cuando se trata de conocimiento. La condenada
androide hasta se daba el lujo de ofrecer varias preguntas posibles
dependiendo del punto de vista de varios autores, filósofos,
académicos, políticos y sociólogos.
En segundo lugar se encontraba Tiamat con 2,200 créditos. La
mayoría los consiguió en la categoría de héroes
y villanos. ¡Ja!
Y su Amo decía que leer comics era una pérdida de tiempo.
Pues vaya que esa suscripción mensual lo estaba sacando de
apuros en este momento. Lo único que le causo un agrio sabor
de boca era el saber que no sería capaz de superar la marca de
Sorin y que por lo tanto no alcanzaría el primer lugar. Para
Tiamat, eso era una experiencia tan agradable como el encajarse un
desarmador en el codo.
Jamiel no estaba muy contento tampoco. Sólo tenía 500
créditos que logró conseguir con algo de suerte. Nótese
que Jamiel era
un chico listo, pero nótese también la naturaleza de
las preguntas que tenía que adivinar. Pero dadas las circunstancias,
Jamiel
debería considerarse afortunado de tener algo por lo menos.
Cosa que no era el caso de Rio que seguía con cero créditos.
Al
parecer, la chica tenía el mal habito de dudar mucho antes de
dar una respuesta, cosa que le daba la oportunidad a los demás
participantes para apretar el botón antes que ella. Extrañamente,
Jamiel sintió algo de lástima por la jovial muchacha. Esa
era
una sensación suya que se había ido de vacaciones hace
varios años y que ahora decidió regresar cuando todos ya
la habían
dado por muerta.
“Vaya... que fastidio...” se quejó Rio al suspirar, “El Amo Gotar se va a molestar conmigo.”
“No te preocupes.” Le consoló Jamiel, “Su equipo lleva la delantera
de todos modos. No creo que el resultado de este evento
les afecté mucho.”
“Bueno... gracias.” Dijo la chica, “Que bueno que pienses así.”
La parte consciente del cerebro de Jamiel, que se había ausentado
por unos breves instantes, inmediatamente analizó lo que
acababa de pronunciar su boca. ¿Acaso esas palabras salieron
de *su* boca? ¿Acaso él trató de *consolar* a esta
joven?
¿¡¿Pero qué diablos se apoderó de
él para decir semejante cosa?!? ¡¡Él no actuaba
así!! Rápidamente intentó
enmendar dicha falla.
“Er... ¡Pero no creas que nos ganaras de todos modos!” declaró Jamiel con un repentino cambio de actitud.
“Muy bien.” Respondió Rio sin perder su sonrisa, “Supongo que
es mi deber ser tu rival por ahora. Pero te agradezco tus
palabras. Y espero que después de esto nos sigamos viendo.”
“Eh... sí... bueno... por mí no hay problema.” Tartamudeó
el joven, “Pero... bueno... con esto de ser villano estoy algo
ocupado, tu entiendes...”
El joven Dark Soldier dio gracias al cielo que ninguno miembro de su
equipo estuviera lo suficientemente cerca como para
escuchar las sandeces que estaba diciendo.
“¿Cuál es el estimador de equis dada una función
y = 2ab + 4zx y un p-value de 0.005 con un intervalo de confianza del 90%?”
preguntó Sorin, aunque pareció una constatación
más que nada.
Umino revisó la validez de la pregunta al reverso de la tarjeta
que sostenía. Después de eso no le quedó más
que otorgarle a
Sorin 300 créditos más a su ya de por sí gran
total. Esa había sido la última respuesta que tenían
que adivinar los concursantes
y el resultado final fue bastante obvio.
Equipo de los Imperiales de Abbadón: 40
Equipo de los Dark Soldiers: 60
Equipo del los Amos del Mañana: 90
Equipo de Gotar: 80
Gotar tomó la derrota de su equipo con la dignidad y soberbia que bien lo caracterizaban...
“¡¡BUUUAAAAAAAA!!” chilló éste, “¡Rio! ¿Cómo pudiste dejar que te ganaran?”
“Perdón, señor.” Dijo la chica apenada, “Pero todavía
faltan cinco eventos más y estamos en segundo lugar. Aún
podemos
ganar. Descuide, daré mi mejor esfuerzo en los próximos
eventos.”
Su patrón no pareció escucharla, todavía estaba
lloriqueando como un bebé mientras Atrella le acurrucaba la cabeza
sobre su
hombro de forma maternal y le murmuraba al oído palabras como
“Ya, ya. Shhhh. Ya pasó, chiquito. Si dejas de llorar te
compro un helado.”. Bueno, pese a la derrota, Rio consiguió
una pequeña saboreada de victoria al haber intercambiado
números telefónicos con Jamiel.
“Oye, Jamiel, estás todo rojo de la cara.” Señaló Liza.
“Er... no es nada.” Dijo éste mientras tomaba un aire indiferente.
“¿Y qué tanto estabas discutiendo con esa chica?” añadió Mel.
“¡Ya cállense!” vociferó el joven.
Umino volvió a tomar su micrófono y pidió un poco de atención. El auditorio y los participantes guardaron silencio.
“Y ahora,” empezó, “Nuestro cuarto evento del día. Éste
se titula: Capacidad de actuar dadas situaciones de alto riesgo.
Escojan a su representante cuidadosamente, señores.”
“¡Yo te elijo, Lobo!” Dijo Gotar rápidamente.
“¡Hey!” se quejó Lobo, “¡No lo digas así que
no soy un Pokemón!”
“Hmmm... esta elección es algo difícil.” Pensó
Kohr, “Tendré que basar mi decisión por medio de un método
infalible.
Acérquense a mí, mis sirvientes.”
Los tres Dark Soldiers obedecieron y esperaron ver quien de ellos sería
merecedor de participar en este evento. Esta
decisión reflejaría que tanta confianza tenía
el Amo del Mal en el afortunado elegido.
Kohr buscó algo debajo de su capa y sacó tres tiras de
paja de ella.
“Cada quien elija una.” Explicó, “el que saqué el pedazo más corto concursará.”
Mientras tanto, con los Khans:
“De tín, marín, de do pingüé.” Contó N’astarith al ir señalando a cada uno de sus Khans, “Eneri, te toca participar.”
Y en lo que concierne a los Amos del Mañana:
“Arlakk, es tu turno.” Declaró Kyristan.
“Milord, ¿está seguro que sea recomendable mandar a este
mago de cuarta?” preguntó Eron, algo molesto por no haber sido
elegido.
La rivalidad entre el científico y el mago era algo que Kyristan
conocía bastante bien. En muchas ocasiones le hubiera gustado
olvidarla, pero sus dos sirvientes hacían un increíble
trabajo en recordársela con sus disputas tan infantiles.
“Arlakk es perfecto para este evento.” Contestó el Amo de Dominia,
“Sabe mantener la calma y piensa rápido. Dado el título
de este evento, considero que está más que capacitado.
Ahora calla, que Umino está a punto de explicar de qué se
trata esto.”
El primer contendiente para este evento resultó ser el mismo
Arlakk. Umino lo dirigió al centro del escenario donde una extraña
caja negra con varios cables y un reloj digital estaba instalada sobre
un pedestal.
El anunciador tragó saliva. Se veía algo nervioso.
“Y ahora, para nuestro evento de ‘guardar la calma dadas situaciones
de alto riesgo’ he aquí lo que tendrán que hacer nuestros
concursantes.” Empezó Umino mientras se secaba el sudor de la
frente con un pañuelo, “La caja que está frente a Arlakk
es en
realidad una bomba nuclear de 30 megatones. Nuestro concursante tiene
exactamente cinco minutos para desactivarla antes
que estalle. El concursante que lo haga lo más rápido
posible ganará más puntos. Ahora, el señor Arlakk
será nuestro primer
concursante.”
Ciertamente una bomba de 30 megatones era razón suficiente para
preocupar a la gente. Y vaya que se preocuparían mucho
más si supieran que Arlakk era un negado total para la tecnología.
Eron, que sí estaba al tanto de esto, volteó ver a su Amo
con
bastante preocupación.
“Milord... ¿desactivar una bomba?” señaló el científico
mientras le escurrían gotas de sudor de la frente, “¡Pero
si Arlakk ni
siquiera sabe hacer la diferencia entre un control remoto de televisión
y una calculadora!”
Su patrón volteó ver a la androide para que le diera un poco de asesoría.
“¿Sorin?” preguntó.
“Las posibilidades de que Arlakk desactive la bomba en menos de cinco minutos son de 0.00000001%.” informó fríamente.
“Hmmm... ya veo...” constató Kyristan mientras se frotaba su barba, “Creo que no ganaremos este evento después de todo.”
“¿¿Ganar?? Milord, ¡¡Vamos a morir!!” gritó Eron ya oficialmente aterrado.
“¡Bah! Pero que patético.” Vino la arrogante voz de Tiamat,
“Se ve que son unos debiluchos. ¿Qué son 30 megatones? He
recibido disparos de energía más fuertes que eso. Se
necesitan más que 30 megatones para acabar con un Khan.”
“¡Pues que me dices de la radiación que dejará esta
explosión!” Comentó Eron, “¿Acaso los Khans son a
prueba de radiación
también? Te recuerdo que es una bomba nuclear.”
Tiamat no había pensado en eso. Sus ojos cambiaron de expresión
al recordar que la garantía de su armadura (que lo protegía
contra hechizos) no se aplicaba a daños hechos por radiación.
Mientras tanto, Arlakk examinaba la bomba con una curiosidad comparable
a la de un cachorro que ve un animal extraño por
primera vez en su vida. Tomó el objeto con ambas manos y lo
sacudió cerca de su oído, causando que muchos espectadores
se desmayaran del shock.
Para entonces, la mayoría de los concursantes ya estaban buscando
la salida más cercana.
[Vaya...] pensó Arlakk al examinar los cables de la bomba, [Que enredo. ¿Qué se supone debo hacer ahora?]
Tal vez debería invocar algún espíritu que pudiera
brindarle algo de ayuda. Con algo de suerte encontraría el de algún
difunto
especialista en bombas... aunque eso sonaba poco probable.
Resignado, decidió servirse de las tijeras que le dieron
e intentar su suerte con los cables.
<CLICK>
El contador siguió su curso, pero por lo menos la bomba no había estallado al ser cortado el cable, lo cual le dio un pequeño alivio de corto plazo a los presentes. El nigromante se rascó la barbilla y después de meditarlo un poco más corto un segundo cable. La bomba no se detuvo... contrariamente al corazón de los espectadores más sensibles.
Los minutos se fueron desvaneciendo rápidamente y Arlakk llegó a la simple conclusión de que no sería capaz de desactivar la bomba con la ayuda de sus tijeras. En un acto decidido, extendió su mano frente a la pequeña pero letal caja negra e inició un conjuro.
“Tormenta de hielo.” Pronunció.
Una fuerte ventisca de hielo salió de sus dedos, envolviendo completamente la bomba y neutralizando lentamente su mecanismo. Al concluirse el hechizo, el artefacto se había convertido en un cubo de hielo con su contador congelado (literalmente hablando) en 00:03.
Los espectadores y concursantes, al igual que el anfitrión, empezaron a recuperar su compostura mientras Arlakk regresaba hacia su equipo. Kyristan no pudo evitar una sonrisa.
“Pese al tiempo que te tardaste en desactivar la bomba, debo admitir que quedé impresionado por la forma tan calmada en que encaraste la situación, Arlakk.” Felicitó el emperador de Dominia, “¿Arlakk? ¿Acaso no me estás escuchando? Te estoy hablando.”
“Discúlpeme, Milord.” Balbuceó su sirviente, mientras el ininterrumpido choque de sus rodillas hizo un ruido similar al de unas castañuelas españolas, “Pero espero me perdone si me ausento un momento para ir al baño.”
Y sin siquiera esperar la autorización de su superior, el hechicero salió corriendo detrás del escenario para liberar la tensión en una forma bastante conocida, aunque un tanto vulgar como para estarla describiendo en este fanfic.
Umino dio unos cuantos respiros más dentro de una bolsa
de papel antes de salir para anunciar al próximo concursante. Ahora
el turno era de Lobo, quien se abrió paso dentro del escenario rodeado
de un aire de confianza. La gente se sintió mucho más tranquila
al verlo con tanta seguridad.
Sí... no cabe duda que Lobo era un gran actor... porque
en realidad en ningún momento de su existencia había llegado
a pensar en qué haría si tuviera que desactivar una bomba.
Al darle la señal de iniciar, el sirviente de Gotar tomó despreocupadamente las tijeras y cortó el primer cable que vio.
Ahora la cuenta regresiva iba más rápida... y el latir de los corazones de los espectadores también.
Al esfumarse su fachada de seguridad, Lobo empezó desesperadamente
a cortar cables en forma no elitista hasta que por fin logró dar
con el cable que detuvo el contador en 03:48.
Al soltar un suspiro, volteó ver al público con
un aire arrogante.
“Todo está bien, señoras y señoras, sabía exactamente lo que estaba haciendo.” Declaró, “Todo estaba fríamente calculado.”
Esta vez nadie se la creyó y muchos estuvieron tentados en aventarle tomates al mentiroso de Lobo de contar con ellos. Al ver sus intenciones, el susodicho se retiró rápidamente mientras Umino tomaba su lugar para presentar al siguiente participante.
“Bueno, hasta ahora esa es la marca más alta que tenemos [y gracias a Dios...].” anunció el anfitrión, “Ahora, veamos si se puede mejorar ese tiempo. Nuestra siguiente concursante, del equipo de los Dark Soldiers, ¡Mel!”
“¡Soy Liza!” gritó una voz detrás del telón.
“Perdón... ¡Liza!” corrigió.
La chica entró con paso militar mientras murmuraba molesta
que no había nada en común entre ella y su hermana para que
se le estuviera confundiendo. Al llegar al lugar indicado, tomó
sus tijeras y esperó a que se le diera la señal.
Al iniciar la cuenta regresiva, Liza observó detenidamente
el cableado y diez segundos después cortó uno de los cables.
El contador se detuvo. Liza dejó sus tijeras y se retiró
sin dar mayor espectáculo.
La gente se quedó estupefacta. ¡04:50! ¡Y sin
siquiera dudar en lo que hizo! ¡Esa chica era digna de admirarse!
Los aplausos, a pesar de llegar un poco tarde, fueron sumamente generosos.
Al llegar con su equipo, Jamiel y Mel se le quedaron viendo con
el mismo asombro. Por su lado, Umino se dedicó en anunciar al siguiente
y último concursante. Eneri representaría al Imperio de Abbadón.
“¡¿Liza, cómo fue que lo lograste?!” preguntó su hermana.
“¿Qué? Ah... era el cable rojo.” Contestó.
“¿Pero cómo supiste?” añadió Jamiel.
“Pues no fue muy difícil a decir verdad.” Explicó, “Sólo había un cable que conectaba directamente a la bomba. Los demás estaban de adorno. No sé por qué los demás no se dieron cuenta de eso.”
Enormes gotas de sudor salieron de la nuca de sus dos camaradas al serles revelado algo tan estúpidamente obvio.
“¿Lo dices en serio?” insistió Jamiel.
“Sí.”
“Vaya. Me pregunto si Eneri se dará cuenta de eso también.” Inquirió Mel.
La chica recibió una respuesta en la forma de un <CLICK> por parte del par de tijeras y seguido de un “¡Oh, no!” por parte de Eneri. Igual que con Lobo, ahora el contador iba más rápido. Y al igual que con Lobo, el pánico volvió a surgir en todo el auditorio. La Khan de Cancerbero siguió cortando cables sin tener mayor éxito.
“¿Crees que debamos decirle cual es el cable?” le preguntó Jamiel a sus camaradas.
Pues había dos opciones. Uno: podían decirle a la ya histérica Khan cual era el cable y así salvar el día, al igual que sus propias vidas, o... opción número dos: podían contar con la capacidad de la chica en desactivar la bomba lo cual garantizaría una muerte segura. La decisión no fue muy complicada.
“¡Es el cable rojo!” gritaron los tres Dark Soldiers al unísono.
Por más que Eneri detestaba recibir órdenes, realmente se veía corta en alternativas y aceptó la ayuda de buena gana. Es una pena que al cortar el cable rojo el tiempo se fue desvaneciendo aún más rápido que antes. Ahora apenas era posible el distinguir los números en el contador por la aceleración que llevaban.
“¡Cada bomba es diferente!” fue lo único que alcanzo decir Umino antes de refugiarse detrás del escenario. Y la noticia le cayó a todos como un balde de agua fría.
Ahora... he aquí una teoría interesante, aunque
un tanto contradictoria. Pero, al pasar tan rápido el tiempo en
el contador, más largo se le hizo a los concursantes. Cuando la
muerte cae de repente, no hay nada que decir. Sucede y ya. Pero al ver
como la vida de uno está determinada por un contador, uno no puede
evitar el sentir que cada segundo dura más de lo normal, ya que
lo valora más.
Y en el caso de Rio, no fue la excepción.
“Pues si he de morir.” Dijo la chica mientras se levantaba con determinación, “¡Por lo menos moriré feliz!” y acto seguido fue por Jamiel, lo tomó del brazo, hizo que volteara a verla y plantó sus labios sobre los suyos aplicando una succión de tal magnitud que pareciera que los ojos del Dark Soldier estaban a punto de hundirse dentro de sus cuencas.
¡¡00:00!!
Eneri cerró los ojos instintivamente. Era el fin. Su vida estaba a punto de acabarse y nunca llegó conocer lo que era el amor verdadero. Si tan sólo le hubiera dicho a Sombrío que...
<¡CLICK!>
¿Click? Eso sonaba extraño, al igual que muy inapropiado para una bomba. ¿Dónde quedó el estallido? Temerosamente, Eneri fue abriendo los ojos poco a poco para ver lo que ocurría.
De la supuesta bomba salieron dos banderitas de los lados en las cuales estaba escrito “¡Boom! Usted acaba de morir. Que tenga un buen día.”
Una cascada de emociones inundó a la chica. No sabía
si reír, gritar o llorar. Así que optó por desmayarse.
Equipo de los Imperiales de Abbadón: 40
Equipo de los Dark Soldiers: 110
Equipo del los Amos del Mañana: 100
Equipo de Gotar: 110
Equipo de los Imperiales de Abbadón...
“Estoy muy molesto. ¿Saben por qué?” dijo N’astarith mientras sus dedos tamborileaban sobre su podium.
Que pregunta. *Claro* que los tres Imperiales sabían por qué. Pero nadie se atrevía a decirlo en estos momentos. No después de otra derrota.
“¡¡Porque estamos en cuarto lugar y su desempeño en este concurso francamente APESTA!!” rugió su líder, mientras hizo énfasis en sus palabras al golpear su podium. “¡40 puntos! ¡40 miserables puntos en los últimos cuarto eventos!”
“Lo... sentimos.” Dijo Kali, aunque no encontró la fuerza para alzar la vista. “No lo defraudaremos más, señor.”
“¡Más vale que así sea!” amenazó su Emperador, “Por que si no es así, pasarán sus próximos días limpiando las catacumbas de Abbadón. ¿Fui lo bastante claro?”
Que si no... Las catacumbas de Abbadón no sólo tenían fama de ser muy sucias, también eran increíblemente enormes. Una persona podría fácilmente pasar el resto de su vida ahí tan sólo buscando la salida.
“¡Y aquí estamos de vuelta!” anunció Umino, “Y ahora es tiempo de un evento en grupo. En esta ocasión se pondrá a prueba la capacidad de cada equipo de actuar como tal. ¡Bienvenidos a la categoría de trabajo en equipo! Que los concursantes hagan el favor de pasar al frente.”
Y los concursantes hicieron lo que se les pidió con un
total falta de entusiasmo. Ya era bastante claro que todos estaban hartos
de tantas tonterías y sólo esperaban terminar lo antes posible
con este asunto para poder irse a casa.
El buen Umino sacó una pequeña caja llena de tarjetas.
“En esto consiste el evento.” Empezó, “Cada equipo tendrá que cocinar un platillo que será escogido al azar. El equipo que cocine mejor se llevará más puntos. Tienen exactamente una hora. ¿Alguna pregunta?”
Y a decir verdad, sí. Varios concursantes tenían muchas preguntas en mente, pero la mayoría contenían palabras que no se pueden escribir en este fanfic. El anfitrión pasó a lado de cada equipo, cada uno escogió una tarjeta.
“Pastel de chocolate...” dijo Atrella, “Bueno... pudo haber sido peor.”
“Y que lo digas,” añadió Eron, “Pudo tocarte hacer un pavo navideño... como a nosotros.”
“¿Un cerdo en vino tinto?” preguntó Tiamat a nadie en especial, mientras sus manos empezaron a temblar de la exasperación, “¡Un MALDITO cerdo en vino tinto!”
“Oh vaya,” declaró Jamiel de buena gana, “Una omelette. Esto será pan comido.”
Cada equipo fue provisto de una pequeña cocina para preparar el platillo que les fue designado. Al sonar la campana, todos trataron rápidamente de ponerse de acuerdo en la repartición de las responsabilidades culinarias... unos con más éxito que otros.
“Muy bien, Mel, Liza,” empezó Jamiel, “Hagan lo suyo.”
Las gemelas se vieron la una a la otra, se encogieron los hombros y se sentaron. Acto seguido, sacaron una lima para uñas cada una y empezaron a darse un maniquiur.
“¿Pero que diablos hacen?” les preguntó Jamiel.
“Lo nuestro.” Respondió Mel con toda naturalidad.
“¡Déjense de payasadas y a cocinar!”
“El típico hombre machista.” Constató Liza desde su silla, “Siento desilusionarte, Jamiel, pero ni Mel ni yo cocinaremos por el simple hecho que no sabemos cocinar.”
“Pero si ustedes dos son...”
“¿Mujeres? Claro, no lo niego.” Interrumpió Mel, “Pero eso no es sinónimo de cocinar. Somos chicas modernas que conocen los beneficios de la comida rápida y los micro ondas. Temo que estás solo en esto.”
“¡Son unas inútiles!” vociferó Jamiel, “¡Ni quien las necesite! ¡Me encargaré de esto yo solo!”
“Buena suerte, señor chef.”
Con el equipo de Gotar, las cosas pintaban mejor. Atrella se sintió un poco nerviosa al principio. Habían pasado años desde la última vez que preparó un pastel y no estaba segura si todavía tenía el toque. Pero una vez que puso manos a la obra, toda esa información culinaria resurgió dentro de su mente. Se dedicó a dar órdenes para coordinar a Rio y a Lobo y al parecer todo iba marchando bien.
“Lobo, prepara la masa. Recuerda que tienes que mezclar bien los huevos y la harina para que no salgan grumos.” Subrayó la pelirroja.
“Oye, Atrella.” Intervino Rio, “¿Crees que sea posible que después del evento puedas regalarme un pedazo del pastel?”
“Quieres dárselo a Jamiel, ¿verdad?” preguntó su camarada.
“Co... ¿Cómo lo supiste?” inquirió la chica al sonrojarse.
“¿Cómo no iba a darme cuenta? En especial después de la forma en que lo besaste con el asunto de la bomba.” Declaró, “Me parece que regalarle un pastel es un lógico segundo paso. Pero... ¿estás segura de esto?”
“¿A qué te refieres?”
“Bueno... tú sabes...” siguió Atrella, “Tiendes a aferrarte mucho... y tú última relación... pues...”
“Sí, sí, lo sé.” Interrumpió, “Pero Jamiel es diferente. Tengo fe en que las cosas saldrán bien.”
“Si tú lo dices.”
El equipo de los Amos del Mañana tampoco parecía tener mayor problema en preparar su platillo. Sorin logró bajar de Internet la receta exacta para preparar un pavo navideño y dio instrucciones claras para que sus dos colegas no cometieran ningún error.
“Sigo insistiendo que si añadimos de ojos de caracol con alas de murciélago al relleno obtendríamos un mejor sabor.” Insistió Arlakk.
“Guarda esa receta para tus reuniones sociales, Arlakk.” Declaró Eron, “Lo que queremos es ganar, no causar asco. Bueno, ¿qué sigue Sorin?”
“Siguiente paso: meter el pavo en el horno y calentar a 180º por cuarenta minutos.” Dictó la androide.
“Hmm... eso es demasiado tardado y tenemos en tiempo en nuestra contra.” Dijo el científico, “Mejor pongámoslo a 250º y lo sacaremos antes.”
“Alerta: existe una posibilidad de 30% que el pavo se estropee si no seguimos las instrucciones como es debido.” Advirtió Sorin.
“Un 30% no es nada.” Anunció Eron despreocupadamente, “Ustedes confíen en mí.”
Sin embargo, siempre que Eron tomaba una decisión obstinada en forma unilateral, las posibilidades de que algo saliera mal subían hasta el 100%.
“Muy bien, creo que así va esto.” Dijo Tiamat, al darle una última inspección al cerdo, “Ya sólo falta el vino tinto para ponerlo en el horno.”
“Iré a la bodega para ver qué encuentro.” Señaló Kali.
En cuestión de segundos, la Khan de la Destrucción se adentró en la bodega detrás del escenario y encontró la sección de licores. Después de breves instantes de búsqueda, dio con una botella de vino tinto y se alistó a regresar al lado de sus compañeros cuando se detuvo repentinamente para ver la etiqueta de la botella.
[Bordeaux 1986.] analizó, [Si mal no recuerdo esa fue una
muy buena cosecha. Hmmm... creo que lo probaré. Fin y al cabo, hay
que verificar la calidad de la mercancía.]
“¡¡Demonios!!” maldijo Jamiel, al intentar nuevamente darle forma a su omelette. No lo hubiera creído antes, pero el voltear la omelette resultaba más difícil de lo que uno pensaba.
“Jamiel, tienes que soltar más la muñeca.” Le sugirió Mel desde su silla.
“¡Cállense!”
“Y bien, Eron. Espero que te sientas orgulloso de ti mismo. Acabas de estropear el pavo.” Recriminó Arlakk.
“Ya, ya, está bien, me equivoqué. Demándenme. Pero eso no resuelve nuestro problema.” Dijo el científico, “Necesitamos hacer algo rápido.”
“Imposible.” Señaló Sorin, “Ya no contamos con otro pavo o con el tiempo necesario para prepararlo. La derrota es inevitable.”
“Tal vez no.” interrumpió Arlakk, mientras sacaba de su capa un botiquín lleno de frascos, “Creo poder usar mi magia para resolver nuestro pequeño problema. Pero tendremos que darnos prisa.”
“Pues qué otra alternativa nos queda... ¿Qué hay que hacer?” preguntó Eron.
“Para empezar, pásame los testículos de grifo mientras que Sorin trasquila la pierna de Goblin.” Ordenó éste.
“Creo que voy a vomitar.”
Mientras tanto, en el Salón de la Justicia... que diga... mientras tanto, de regreso con los Khans.
“¿¡¿Pero que diablos hace Kali que se tarda tanto?!?” rugió Tiamat.
“Iré a ver que es lo que pasa.” Dijo Eneri al ir hacia la bodega.
El Khan del Dragón empezó a sobarse los ojos. Esto
ya era el colmo. Esta no era vida para un guerrero de Abbadón. ¿Quién
lo viera cocinando? Si algún enemigo suyo llegara a enterarse de
esto, su reputación se vendría abajo en un dos por tres.
Por el rabillo del ojo vio como Eneri venía de regreso
y no muy calmada, por cierto.
“Traigo dos malas noticias y una no tan mala pero no muy buena tan poco.” Empezó.
“Pues ya que...” dijo Tiamat con un suspiro, “A ver... una de las malas primero.”
“En la bodega ya no hay vino tinto.” Dijo la Khan de Cancerbero.
“¿¿Pero por qué?? ¿Qué diablos pasó con Kali? ¡Ella estaba a cargo de eso!”
“Cuando andabamooooos cortando rabanooooos.” Se oyó la no muy sobria voz de Kali proveniente de la bodega.
“Esa es la segunda mala noticia.” Respondió la pelirroja, “Arrasó con la sección de licores y ahora se encuentra más borracha que un desempleado irlandés durante la época de la recesión económica.”
“¿Y cual es la no tan mala pero no tan buena noticia?”
“Que lo único que logré salvar de la sección de licores fue este paquete de seis cervezas.” Dijo mientras mostraba el six-pack.
“Por el Creador... estamos más que perdidos.”
“¡Helo aquí!” anunció Atrella al tomar el pastel con ambas manos y levantarlo hacia los cielos como si fuera un trofeo, “El fruto de nuestro trabajo.”
Sus colaboradores aplaudieron al presenciar el pastel. Ciertamente era un excelente postre y haría que cualquiera se pusiera a salivar con sólo verlo. Un buen tamaño, adornado con algunas cerezas, cubierto de un suculento betún de chocolate y desprendiendo ese exquisito aroma a mole Poblano.
Un momento... ¿mole Poblano? Atrella acercó su nariz al pastel para verificar eso. En efecto, lo que cubría el pastel no era un betún de chocolate, sino mole Poblano. ¿Pero como diablos sucedió esto?
“¡Ay, Dios!” dijo la inocente de Rio, al ver el libro de cocina, “Creo que confundí la receta en el libro al preparar el betún.”
Todos se preocuparon. Y con motivos suficientes para hacerlo. Porque, por más que el Mole Poblano es un buen guiso por mérito propio, no tenía razón de ser en un pastel de chocolate.
“¡Tiempo!” declaró Umino, “Ha llegado el momento de juzgar cual de los cuatro platillos fue el mejor. Y para eso, hemos invitado a alguien que es una autoridad indiscutible en el arte de comer. Señor Homero Simpson, pase por favor.”
Detrás del telón salió un peculiar individuo
que aparentaba tener unos treinta años. Era algo gordo, vestía
una camisa blanca de mangas cortas y un pantalón azul. Pero lo que
resaltaba más de él era su piel amarilla, ojos saltones y
el aura de estupidez que radiaba.
El susodicho juez se quedó viendo el escenario con aire
confundido y se rascó el trasero.
“¿Aquí es dónde dan comida gratis?” preguntó con un tono de voz que puso en evidencia su coeficiente intelectual.
“Señor Simpson, por aquí por favor.” Señaló Umino al dirigirlo ante el equipo de los Amos del Mañana, “¿Qué nos puede decir de este platillo?”
El pavo se veía bastante bien. Nadie hubiera imaginado que se les había quemado a los miembros del equipo. Eron se acercó a Arlakk para murmurarle una palabras mientras Homero tomó su primer bocado.
“¿Estás seguro que esto funcionará?” le preguntó el científico.
“Descuida,” tranquilizó el hechicero, “los ojos de lagarto, baba de sanguijuela gigante y viseras de Quimera le darán al pavo el sabor indicado. Además, usé uno de mis hechizos para crear una ilusión sobre nuestro platillo para darle una apariencia de lo más presentable.”
“No sé quien me da más lástima,” empezó Eron, “El pavo o el pobre estúpido que se lo está comiendo.”
“Hmmm...” empezó Homero al tragar el último pedazo, “No está nada mal, aunque pudo estar mejor, aún así, creo que se merece un ocho.”
“Vaya... tal vez si hubiéramos añadido los callos de ogro y...” consideró Arlakk.
“Tú lo que quieres es matarme del asco, ¿no es así?” interrumpió Eron mientras sentía como su estómago se retorcía.
“Muy bien, pues entonces pasemos con el siguiente equipo para ver si obtuvieron mejores resultados.” Propuso el anunciador, “Aquí tenemos el equipo de Gotar que tuvo que preparar un pastel de chocolate.”
“¿Chocolate? ¡¡Wooohuuuuu!! ¡Dame, dame, dame!” pidió el gordinflón al precipitarse hacia el pastel.
Homero empezó a devorar el pastel ante la mirada inquieta del equipo de Gotar. De repente, se detuvo y contempló el pastel.
“Oigan, ¡esto no es chocolate!” dijo con voz dolida y desilusionada, “¡Esto es trampa! Esto merece un dos... ¿me puedo servir más?”
“Bueno, pues tiempo de ver el siguiente platillo entonces.” Continuó el cuatro ojos, “Veamos como les fue al los Imperiales de Abbadón con su cerdo en vino tinto.”
Tiamat y Eneri empezaron a sudar frío. Al haberse acabado
el vino, sólo contaron con cerveza para preparar el guiso. Ambos
ya se estaban haciendo la idea de pasar el resto de sus vidas limpiando
los calabozos de Abbadón.
Las papilas gustativas de Homero entraron en acción al
tomar la primera mordida. Repentinamente, dejó de masticar segundos
después de haber introducido el alimento en su boca. Los dos Khans
se pusieron pálidos.
“Hmmmm... cerveza...” dijo Homero con aire bobo, “¡Esto es maravilloso! ¡Jamás había probado algo tan delicioso! ¡Esto merece un diez! Ahora si me disculpan, creo que voy a acabar mi comida.”
“Pues vaya, parece que el equipo de Abbadón se está recuperando.” Comentó Umino, “Pero todavía falta ver nuestros últimos concursantes. Vamos con los Dark Soldiers de Kohr... ¿señor Homero?, ¿No piensa venir?”
“Un momento, aún no acabo.” Dijo el gordinflón al seguir degustando el cerdo.
“Le daremos el resto después del evento, pero hay que ver al último equipo.”
“Bueno, si es así... ¿Y ellos que hicieron?”
“Una omelette.”
“Oh...”
Hay pocos ‘Oh’s que pueden oírse en forma tan desilusionada.
Este ‘Oh’ era uno de ellos. Homero se acercó a la mesa para contemplar
la omelette con aire aburrido.
Jamiel frunció el ceño e hizo una mueca. El preparar
ese platillo le fue sumamente difícil. Le había costado 348
intentos y muchos huevos (sin albur... aunque... pensándolo bien...),
así que más le valía al gordinflón apreciar
su esfuerzo a menos de que quisiera ver el sartén impactándose
ante su rostro a gran velocidad.
Homero agarró su tenedor y se sirvió. Centímetros antes de que llegara el pedazo de omelette a su boca, se detuvo asqueado.
“¡Guácala! ¡Hay un insecto! Yo no como esto. ¡Cero!” proclamó.
Pues ahí estuvo el resultado. Al igual que ahí estuvieron
Mel y Liza para retener al furioso Jamiel que se veía altamente
motivado en aplanarle el cráneo a Homero a base de sartenazos.
Equipo de los Imperiales de Abbadón: 90
Equipo de los Dark Soldiers: 110
Equipo del los Amos del Mañana: 130
Equipo de Gotar: 120
“Muy bien, queridos espectadores,” empezó Umino bastante animado, “Ya nos falta poco para llegar al final de este galardón.”
[Gracias a Dios...] pensaron los concursantes en conjunto.
“¡Pero aún nos quedan tres concursos más!”
[Oh, demonios...]
“Así que le pediremos a nuestros concursantes que resistan un poco más. Y vaya que eso es una coincidencia, por que de eso se trata nuestro próximo concurso. Categoría individual, la palabra clave es ‘resistencia’.”
A Tiamat se le iluminaron los ojos. ¿Acaso por fin habría
algo de acción? ¡Tenía que ser así! El título
del evento lo decía todo. ¡Por fin tendría la oportunidad
de probarle a todos de que estaba hecho un verdadero Khan de Abbadón!
Volteó ver a N’astarith con gran ilusión y no fue
sorpresa alguna el que éste lo eligiera. Él era su guerrero
más confiable y apto para cualquier cosa que estuviera relacionada
con resistencia.
Los demás líderes del mal tampoco tuvieron que romperse la cabeza para elegir a su representante. Todos tenían el típico guerrero ‘carne de cañón’ a disposición. Sorin de los Amos del Mañana, Jamiel del los Dark Soldiers y Lobo del equipo de Gotar. Los concursantes dieron paso al frente.
“Como entenderán nuestros espectadores,” narró el anfitrión, “Es indispensable que un equipo de villanos cuente con la fortaleza necesaria para poder hacerle frente a los héroes, ya que inevitablemente se tendrán que enfrentar cuerpo a cuerpo. Ahora, por medio de este evento, nuestros concursantes competirán entre sí para ver quien es el más resistente.
Tiamat sonrió de oreja a oreja. Por fin habría pelea. Y ya tenía planeado como encargarse de cada uno de los concursantes apenas sonara el silbato. Primero se encargaría de Lobo con un gancho izquierdo, luego de Jamiel con una patada y finalmente de Sorin. Esto sería pan comido.
“Je... yo que ustedes ya empezaba a retirarme.” Empezó el Khan del Dragón, “No hay posibilidad alguna de que me ganen en este evento.”
“Bájale la espuma a tu chocolate, Tiamat,” respondió Jamiel, “A como va este concurso, no me sorprendería que el famoso evento de resistencia sea algo tan estúpido como ver quien de nosotros aguanta más la respiración.”
“Y ahora, he aquí las reglas,” informó Umino, “Nuestros concursantes tendrán que aguantar la respiración. El que dure más sin respirar se llevará más puntos.”
“Yo y mi bocota...” murmuró el Dark Soldier.
Y las expectativas de Tiamat cayeron al suelo estrepitosamente.
“En sus marcas... listos... ¡Fuera!”
Y así se dio inicio al no muy interesante evento de ver
a los concursantes parados con los cachetes inflados y sin hacer nada.
Los primeros minutos fueron bastante aburridos, pero uno podía
ver que Lobo y Jamiel serían los primeros en ceder. Tiamat y Sorin,
por otro lado, se veían frescos como lechugas.
En efecto, cinco minutos después de haber iniciado, Lobo fue el primero en abrir la boca para recuperar algo de aire, seguido segundos más tarde por Jamiel. Tiamat sonrió confiadamente. Estos serían los 50 puntos más fáciles que ganaría. Sólo era cuestión de esperar a que Sorin se rindiera también.
Pasaron otros dos minutos y el Khan del Dragón vio que su única rival no mostraba señales de fatiga. A decir verdad, tampoco mostraba señales de vida, ya que parecía un estatua. Su cuerpo entero estaba inmóvil. Pero Tiamat estaba lejos de dejarse vencer. Esta mujer ya lo había vencido en la categoría de conocimiento pero no correría con la misma suerte esta vez.
Pasaron diez minutos, y muchos de los espectadores aprovecharon
este momento para ir a comprar algo que comer. Después de todo,
los concursantes no iban a moverse de dónde estaban.
Los dos seguían firmes, pero Tiamat empezó a sentir
la falta de oxígeno. Peor aún, notó que Sorin seguía
inmóvil sin mayor problema. Aún así, el Khan del Dragón
rehusó darse por vencido.
El tiempo siguió pasando y para entonces el rostro de Tiamat desplegó una interesante gama de colores. De normal pasó a rojo, luego morado, de ahí a verde y finalmente blanco. Para aumentar su desesperación vio que Sorin seguía tan fresca como cuando inició el evento.
En la compleja empresa que era el cerebro de Tiamat, la Desesperación,
un accionista un tanto nuevo, trató de mover sus influencias para
que se aprobara su idea de dejar que el cuerpo respirara. Sin embargo,
accionistas que llevaban más tiempo, como lo eran el Orgullo y la
Terquedad, se opusieron rotundamente, dando argumentos muy convincentes
y obligando que otros miembros indecisos como lo eran Incertidumbre y Resignación
a votar a su favor y así mantener el poco oxígeno que quedaba
dentro de los pulmones.
Detrás del telón, Kali y Eneri ya estaban preparando
un pequeño tanque de oxígeno para su compañero. Conocían
bien a Tiamat, y seguramente preferiría desmayarse por falta de
aire en vez de rendirse.
En efecto, el terco Khan ya estaba en las últimas. A punto de caer al suelo, pero manteniendo la respiración pese al daño que eso le causaba.
[No... no puede ser...] fue lo último que pensó al írsele nublando la vista, [No... puedo perder... no otra vez...]
Pero por más que no le gustara a Tiamat, acabó por caer al suelo inconsciente. Inmediatamente, Eneri y Kali salieron al escenario para suministrarle algo de aire al su derrotado camarada mientras Umino se encargaba de hacer su trabajo, dígase anunciar al ganador.
“¡Felicitaciones, señorita Sorin!” empezó, “Esa sí que fue una contienda increíble. Si no es indiscreción, ¿cómo logró mantener la respiración durante tanto tiempo?”
Los ojos carentes de sentimientos humanos de Sorin voltearon ver al locutor.
“Lógico.” Dijo, “Dado que soy una androide, el respirar me es una función innecesaria. Por ende, dejar de hacerlo no representa ningún problema ya que nunca lo hago.”
“Un momento, ¿usted no puede respirar?”
“Afirmativo.”
“Vaya... pues entonces temo que eso cambia todo.” Declaró Umino mientras se rascaba la nuca, “Si usted no puede respirar, entonces no está apta para este evento y queda descalificada.”
“¿¿Qué qué??” se oyó la voz escandalizada de Kyristan.
“Tiamat, ¡Tiamat!” dijo Kali, mientras abofeteaba un poco a éste para que regresara al mundo de los conscientes, “¡Despierta!”
“¿Uhn?” fue la respuesta del Khan del Dragón al ir abriendo los ojos lentamente, “Que... ¿Qué pasó?”
“Ganaste.” Le explicó Eneri, mientras le retiraba la máscara de oxígeno, “Sorin fue descalificada.”
“¿Ga... gané?” preguntó al ir recordando poco a poco lo que pasó.
“Así es.”
“Gané...”
“Ya la oíste.”
“¡Gané!” declaró al ponerse de pie de un brinco y asustando a medio mundo, “¡Sí! ¡Soy el mejor! ¡El número uno! ¡El mero mero! ¡Gané! ¡Yo gané y ella perdió! ¡Sí! ¡Soy mejor! ¡Soy grande! ¡Enoooorme!”
“Vaya, parece que ya está de vuelta a la normalidad.” Dijo
Eneri.
Equipo de los Imperiales de Abbadón: 140
Equipo de los Dark Soldiers: 140
Equipo del los Amos del Mañana: 130
Equipo de Gotar: 130
“Ahora, tiempo para nuestro séptimo evento.” Declaró Umino una vez que el staff se encargaba de re acomodar el escenario, “Otro evento categoría individual. La palabra clave: Precisión.”
Kali le rogó a N’astarith que le diera una oportunidad para reivindicares por esa falta de profesionalismo que mostró en el evento de Trabajo en Equipo. En un raro momento de bondad, el Señor de todo Abbadón le concedió esa oportunidad.
Eron también recurrió a una estrategia de desgaste auditivo para convencer a su Lord que le permitiera concursar. Eventualmente, Kyristan le dio el permiso con tal de que dejara de estarle molestando con sus berrinches.
Gotar no pareció muy decidido en quien elegir. Así que acabó por escoger a Rio, quien sintió como su corazón se le subía a la garganta. La última vez que fue designada como representante del equipo no consiguió muy buenos resultados. Eso sin mencionar que su participación en eventos de equipo también tuvo ciertas fallas. Aún así, aceptó la encomienda y se propuso dar lo mejor de ella.
Kohr eligió a su representante de la forma más justa que se le puede pedir a un líder del mal. Hizo que sus sirvientes llevaran a cabo un concurso de piedra, papel o tijeras. Liza fue quien ganó.
Los concursantes fueron acercados al escenario. Cada uno frente a una mesa en la cual había una caja obscura. Debido a las semejanzas del material que tenían en frente con el de ‘Capacidad de actuar en situaciones de alto riesgo’, todos esperaban que no fuese otra bomba que tenían que desactivar. Pero afortunadamente, Umino explicó las reglas... aunque... eso no hizo que los concursantes vieran con mejores ojos el asunto.
“¿Cortar bonsáis?” preguntó Rio al arquear una ceja.
“Así es,” contestó el locutor, “Los bonsáis son árboles enanos muy comunes en Japón y cortarlos se ha convertido en todo un arte que requiere de gran precisión y poesía. Como buenos villanos, no es sólo necesario tener fuerza y habilidad, también se requiere de precisión. Aquí veremos si también cuentan con eso.”
Las cajas fueron descubiertas y cada una contenía un árbol bonsái junto con un par de tijeras que se utilizarían para cortarlo al antojo del concursante.
“Cuentan con media hora para terminar su trabajo.” Añadió Umino.
Al sonar el silbato, todos pusieron manos a la obra, aunque cada
quien a su propio ritmo.
Eron vio su árbol de arriba a bajo. Después de
unos segundos de meditación, tomó sus tijeras y se acercó
a la planta con una enorme sonrisa.
“Tiempo de hacer arte.” Se dijo a sí mismo.
Kali cortó la punta de algunas ramas meticulosamente. Antes de seguir, se daba unos momentos para contemplar su bonsái desde todos los ángulos posibles como si fuera una jardinera obsesiva. Al quedar satisfecha, siguió con su trabajo.
Rio acercó sus tijeras hacia uno de los extremos del árbol. Antes de que llegara a hacer el corte, se detuvo y reconsideró el asunto. Decidió irse por otro lado. Volvió a acercar las tijeras, pero por miedo de hacer un daño irreparable se resignó. Vaya... esto no era tan fácil como creía.
Liza empezó a hacer pequeños ajustes aquí allá para darle forma a su árbol. De repente, vio una rama que excedía el límite que ella había considerado para este trabajo, así que la recortó.
“Vaya, esto es tan aburrido como ver crecer el pasto.” Comentó Mel desde una esquina, “Sólo que, curiosamente, lo que están haciendo es justamente lo contrario.”
“Ajá...” dijo Jamiel en tono ausente, mientras seguía viendo el escenario.
“Vaya, realmente espero que esto termine pronto y nos podamos ir a casa.”
“Ajá...”
“No sé como el Amo Kohr se dejó convencer para participar en algo tan absurdo.”
“Ajá...”
“Jamiel... ¿No me estás escuchando verdad?”
“Ajá...”
“Podría decir cualquier cosa y tu no me estarías haciendo caso, ¿verdad?”
“Ajá...”
“Es porque estás viendo a esa chica Rio, ¿no?”
“Ajá...”
“Así que si te pido que me regales las llaves de tu coche lo harás, ¿cierto?”
“Ajá...”
“¿Y no te enojarías si digo que eres el imbécil más grande del mundo?”
“Ajá...”
“Y... si te digo que te deseo más que a nadie, que me estoy quitando la ropa para así poder tomarte entre mis brazos, besarte apasionadamente y agarrar tu (las siguientes palabras de Mel están siendo convenientemente censuradas para no afectar a las personas más sensibles y así evitar cualquier posible trauma. Se agradece de antemano la comprensión del lector presente y le aseguramos que esto terminará pronto...uhn... este... er... ya no hay nada más que decir, pero al parecer Mel sigue hablando bastante sucio... okay... creo que ya va a acabar...) mientras usamos crema chantillí.”
“¿Disculpa dijiste algo? No te oí.” Preguntó Jamiel mientras que parecía salir de un transe.
“Olvídalo...”
Rio acercó sus tijeras nuevamente al árbol, pero al igual que las últimas veces, la indecisión la hizo retractarse.
Mientras tanto, Eron le estaba poniendo mucho empeño a su trabajo. Sólo se podía ver su espalda y sus manos moviéndose frenéticamente mientras pedazos de ramas de bonsái salían disparados por todos lados. En varias ocasiones se le escuchaba decir cosas como “Sí, ¡así!.” O “¡A esto le llamo arte!”
Liza percibió otro pedazo de rama disidente que se oponía rotundamente en seguir el orden impuesto por la Dark Soldier. Con un abrir y cerrar de tijeras el problema fue resuelto.
Kali acercó sus tijeras lentamente a una de las ramas del árbol que era algo difícil de alcanzar. El corte fue certero y rápido y un pequeño pedazo cayó al suelo. La Khan de la Destrucción palideció.
“Oh Dios... ¿qué atrocidad he cometido?” dijo consternada, “Esto es una matanza...”
Rio dudo una vez más en hacer un corte. Se resignó y suspiro.
Liza le dio otro ajuste a su árbol.
“¡Tiempo!” anunció Umino, “Ahora ha llegado el momento de ver los resultados. Y para ello tenemos otro juez invitado que es todo un conocedor en el corte de bonsáis. Denle por favor una calurosa bienvenida al señor Miyagi.”
Al empezar los aplausos, un anciano de corto tamaño pero de gran
edad se adentró al escenario. Pese a los años que cargaba
encima, se le veía muy saludable y su porte le daba una apariencia
de eterna serenidad.
El entrenador de Karate Kids volteó hacia el público
e hizo una reverencia en forma bastante educada. Luego, se dirigió
hacía Umino mientras sacaba sus lentes y una pequeña libreta
para tomar notas.
“Empecemos con Kali del equipo de los Imperiales de Abbadón.” Señaló Umino, “¿Qué nos puede decir del corte, señor Miyagi?”
Los ojos analíticos del oriental pasearon tranquilamente por las ramas del bonsái. En ciertos momentos se detenía para anotar algo en su libreta, pero después seguía con su arduo trabajo de observación.
“Ciertamente el corte es bueno, Umino-san.” Empezó Miyagi, “Pero se puede ver unos cuantos errores en el corte. Además, la forma en que fue cortado este árbol también nos revela ciertas cosas de la señorita aquí presente. Parece que oculta una gran tristeza dentro de sí.”
[Genial... ahora me están dando una consulta de psicoanálisis...] pensó Kali.
“En fin, yo creo que este trabajo se merece un 8.”
“Bueno, pues entonces pasemos a los a los siguientes árboles.” Continuó Umino, “Pasemos ahora con Liza.”
Liza se hizo a un lado para que pudieran apreciar su bonsái...
o lo que quedaba de él. De tanto cortar, ajustar y modificar, la
Dark Soldier terminó por dejar al pobre árbol casi calvo.
A decir verdad, de no ser por un par de ramas poco tupidas, el árbol
bien podría pasar por un tronco clavado en una maceta.
No, no era el mejor de los trabajos botánicos y el rostro de
desaprobación de Miyagi fue clara muestra de ello.
“Hmmm... temo que no puedo dar más de un 2 a este trabajo.” Declaró.
“Bueno, pues es una lástima.” Dijo el locutor, “Veamos como le fue a Eron del equipo de los Amos del Mañana.”
El científico se veía tan emocionado como un niño de ocho años que estaba a punto de presumirle a sus padres un gran logro. Se hizo a un lado para revelar su obra de arte, y al hacerlo, a Miyagi se le cayó el lápiz de la mano por el shock.
“Qué... ¿Qué es esto?” preguntó atónito al contemplar como el bonsái fue cortado para tener la forma de un fragmento de cadena de ADN.
“Es el código genético de una rana azul de Mongolia.” Explicó Eron, “Es una especie que se extinguió hace 300 años. Bonito, ¿no?”
Por la forma en que los nudillos de Miyagi se estaban poniendo blancos de tanto que apretaba sus puños, a uno le quedaba bastante claro que el término ‘bonito’ no era el apropiado para describir su estado de ánimo.
“Eron-san...” dijo lentamente el karateca al verlo directo a los ojos, “Lo que usted acaba de hacer es una burla y una increíble falta de respeto al arte de cortar bonsáis y por lo tanto una falta de respeto a mi gente y cultura. ¡Esto merece un 0!”
“¡¿Qué?!” preguntó el científico escandalizado.
Antes de poder decir algo más, el Puño Vengador del Sol Naciente (léase, un golpe de Miyagi) le dio a Eron en pleno estómago, sacándole el aire y obligándolo a doblarse como una tarjeta de cumpleaños.
“Y eso es por irrespetuoso.” Añadió el oriental.
“Nadie nos entiende a nosotros los artistas...” logró musitar Eron al ir sintiendo como el aire regresaba poco a poco.
Pues sólo faltaba Rio, del equipo de Gotar, y sí que tenía
de qué preocuparse. De tanto dudar y reflexionar, la chica no cortó
absolutamente nada de su árbol. Y a juzgar por el mal genio que
tenía Miyagi después de ver el árbol de Eron, Rio
tuvo todas las razones necesarias para preocuparse del resultado que podría
obtener.
El juez se acercó e inspeccionó el bonsái con
detenimiento. Luego fue al otro lado de la mesa y repitió el mismo
procedimiento. Segundos más tarde, fue al lado de la nerviosa Rio.
“Excelente trabajo, Rio-san.” Felicitó Miyagi, “Nunca había visto un corte tan bueno. Usted se ha ganado la calificación más alta.”
“De... ¿de veras?”
“Así es. Déjeme decirle que estoy impresionado por la forma tan expresiva en que cortó el bonsái.”
“Je... no... no fue nada...” contestó.
Y vaya que no fue nada. Porque ‘nada’ fue justamente lo que Rio hizo...
Equipo de los Imperiales de Abbadón: 170
Equipo de los Dark Soldiers: 150
Equipo del los Amos del Mañana: 130
Equipo de Gotar: 180
“Pues al parecer cualquiera de los cuatro equipos pueden ganar ahora. Aunque parece que el equipo de Gotar y los Imperiales de Abbadón tienen mejor oportunidad.” Declaró Umino, “Así que éste será el evento decisivo. El último evento, categoría de equipo, la palabra clave es iniciativa. Ahora, que los concursantes se acerquen al escenario, por favor.”
Los doce participantes hicieron lo que se les pidió. Al abrirse el telón, todos percibieron un conjunto de cajas apiladas unas cerca de las otras. Eran cajas grandes, en las cuales podría caber por lo menos cinco personas juntas. Cada equipo contaba con un grupo de ya mencionados empaques.
“Y ahora, para determinar el ganador de este evento, nuestros concursantes contarán con una hora para crear una arma de alta destrucción con los materiales rudimentarios que contienen las cajas.” Explicó el anfitrión, “Lo que se pone a prueba en este evento es la capacidad de nuestros villanos de trabajar y conseguir resultados al utilizar lo primero que puedan encontrar. Estamos a punto de ver que tan creativos son. Manos a la obra, ¡corre tiempo!”
“Muy bien, Liza,” empezó Jamiel, “¿Con qué material contamos para este evento?”
La Dark Soldier abrió la primera caja y hundió su cabeza en el interior. La sacó pocos segundos después con un aire un tanto desilusionado.
“Ligas.” Dijo.
“¿Ligas?” preguntó Jamiel, mientras hizo un gran esfuerzo para mantener el porte.
“Sí, ligas.”
“¿Algo más?”
Liza volvió esta vez se metió dentro de la caja e hizo una búsqueda más a fondo. Después de mover y remover el contenido, salió nuevamente a la superficie.
“Bueno... también hay varios lápices y grapas.”
“Esto... no va a ser fácil...”
No que va... y mientras tanto, los demás concursantes empezaron a familiarizarse con el contenido de sus cajas del mismo modo.
“... un bat de beisbol, un diario, un par de calcetines, una televisión descompuesta, la llanta de un coche, un tostador, una engrapadora, unos tulipanes, la foto de un tipo que no conozco, un paquete de 100 hojas para impresora, un bastón, tres corcholatas, un tabaco a mitad fumado, unas pulseras... y no están nada mal, a decir verdad.”
“¿Algo más, Kali?” preguntó Tiamat.
“También veo un par de pantalones, una güija, un altavoz, una correa de perro, un celular, una lampara y... creo que es todo.” Terminó la Khan de la Destrucción.
“Tal vez las demás cajas que nos dieron contengan algo más útil.” Propuso Eneri.
“Si supieras cuanto lo dudo...” suspiró el Khan del Dragón.
Eron, Sorin y Arlakk sacaron lo último que había dentro de sus cajas y lo pusieron en el suelo junto con todo lo demás. Mientras que la androide se puso a examinar cada pieza con más detenimiento, sus dos camaradas dieron un vistazo general al material con el que contaban.
“No cabe duda que nos sacamos la lotería.” Anunció el nigromante, “Misiles Scoud, ametralladoras de largo alcance, seis lanza granadas, granadas incendiarias, minas anti personales...”
“Quien sea que consiguió esto ha de haberle robado al Pentágono o algo similar.” Declaró Eron.
“Y que lo digas...”
Los dos se dieron el tiempo de apreciar nuevamente todo el armamento que se desplegaba ante sus ojos. No había duda de ello, con un equipo como éste ya tenían la mitad del encuentro ganado.
“¿Y ahora que hacemos con todo esto?” inquirió Arlakk.
“No tengo ni la menor idea.” Le respondió Eron con toda sinceridad.
Claro que la mitad faltante del encuentro sería un tanto más
difícil de ganar...
Por suerte para los dos negados en armamento, Sorin sabía exactamente
que hacer (para variar). Una vez que inspeccionó la calidad del
equipo, regresó con sus camaradas.
“Satisfactorio.” Dijo con su fría y calculadora voz, “Contamos con los elementos suficientes para ganar este evento. Ya he ideado los planos para crear el arma requerida. La aremos más rápida, más fuerte, más destructiva... más eficiente.”
“¿No te da miedo a cada vez que se pone a hablar así?” preguntó el hechicero.
“Que sí no...”
En lo que concierne al equipo de Gotar, la desilusión no fue una visita inesperada. Al igual que el equipo de Kohr y N’astarith, contaban principalmente con basura.
“¡Observen!” anunció Lobo, “Al juntar este palo de escoba con este pedazo de vidrio filoso he creado un lanza.”
“Er... Lobo... no creo que eso sea suficiente para ganar.” Anunció Atrella.
“¿Y sabes que es más triste aún?” le hizo notar Rio, “que posiblemente no lograremos hacer algo mejor que una lanza con lo que tenemos.”
“Esperen, esperen.” Siguió Lobo, “Qué les parece esto: ¡Es un mazo!”
“No, Lobo, eso es la base de una lampara de escritorio.”
El tiempo fue pasando y después de unos minutos ya todos tenían más o menos una idea de lo que tenían que hacer. En el equipo de Kohr, Jamiel y las gemelas se dedicaron a juntar ligas para crear... este... algo...
“Jamiel, está ha de ser la idea más ridícula que se te haya ocurrido hasta la fecha.” Declaró Liza.
“¿Acaso a alguien se le ocurre algo mejor?” preguntó el Dark Soldier. Las dos chicas se quedaron calladas, “Sí... eso pensé. Así que sigan tensando la cuerda. Tenemos que asegurarnos que esté muy sólida.”
La susodicha cuerda era en realidad un conjunto de ligas amarradas entre
sí. En cada extremo, se encontraban las dos chicas jalando mientras
que Jamiel supervisaba el proyecto al pasearse de un lado al otro.
Justo al pasar detrás de Mel, la cuerda se rompió. Haciendo
que Liza se fuera de espaldas contra el suelo, y Mel de espaldas contra
Jamiel.
Semejante estruendo le llamó la atención a varios. Los
demás concursantes voltearon ver. Era más por un sentimiento
de curiosidad que de preocupación, ya que un concursante menos significaba
una victoria más segura para los demás.
Desafortunadamente, nadie murió. Aunque Rio se sintió
morir al ver como Mel y Jamiel estaban tirados en el suelo con sus cuerpos
juntos y extremidades entrelazadas en formas bastante eróticas.
“Tú... tú...” balbuceo la chica.
“Rio, por favor, cálmate.” Le rogó Atrella, anticipando la catástrofe, “Estoy segura que todo fue un accidente.”
Rio parecía estar sorda ante cualquier explicación. Ella sólo veía una cosa: el hombre que le gustaba revolcándose en el suelo con otra chica. Esto sólo tenía una palabra para ella.
“¡Traición!” rugió la chica al estallar un aura negra a su alrededor.
“Oh no...” gimió Atrella.
Aquellos que eran capaces de detectar niveles de energía en las
personas rápidamente abrieron los ojos sorprendidos. Nadie esperaba
que la muchacha tuviese esa clase de poder escondido.
La transformación empezó. El cuerpo de Rio maduró
súbitamente en el de una atractiva mujer adulta. Su piel se obscureció,
sus rasgos faciales se hicieron más rígidos, sus ojos se
volvieron rojos, sus uñas se convirtieron en garras y su atuendo
se convirtió en un conjunto de cintas de cuero que dejaban poco
a la imaginación.
“¡Muere!” gritó. En esos momentos, Jamiel recordó por que había optado por una vida de celibato.
Unos minutos después...
“Bueno...” anunció Umino, “Pese a ese pequeño... er... problema, seguimos todos con vida. Aunque parece que se terminó el tiempo para este evento...”
“Muchacho, ¿no crees que ya puedes dejar ese estúpido micrófono?” sugirió Eneri, “Ya huyeron todos los espectadores. Ya no hay nada más que anunciar.”
Era cierto. Al dar inicio la furia de Rio (que afortunadamente ya estaba
de vuelta a su adorable forma) los efectos especiales, los rayos, derrumbes,
explosiones y demás fueron razones suficientes para motivar al público
en irse cuanto antes.
El auditorio no contó con semejante suerte desgraciadamente.
La mayor parte de éste ya se encontraba en ruinas. El techo se desplomó,
el suelo parecía haber sido levantado por una explosión y
las pocas paredes que seguían en pie parecían no tardar en
caer. Curiosamente, el escenario seguía en pie.
“Vaya... pues que más nos queda por hacer...” suspiró el locutor algo resignado, “Va pues. Veamos que construyeron para poder darle fin a este concurso. No sé si nuestro juez invitado siga con vida...”
“Aquí estoy.” Dijo una pequeña voz a nivel de los tobillos del locutor.
“Oigan... corríjanme si me equivoco. Pero... eso es un pitufo.” Señaló Liza.
“Pitufo Guerrillero, señorita.” Dijo la pequeña figura azulada que vestía un traje de militar.
“Nunca supe de un pitufo guerrillero en el programa de televisión.” Dijo Mel.
“La televisora me vetó al no aprobar las sugerencias que le daba a Papá pitufo para derrotar a Gargamel de una forma definitiva y rápida.” Les explicó, “Dijeron que no era un buen ejemplo para los niños.”
“Un pitufo guerrillero... ¿Y por qué no?” preguntó Eron a nadie en particular, “Ya nos han tocado todas las rarezas de este mundo, ¿qué es otra más?”
“Bueno, suficiente plática, veamos el material. Ustedes, los de las armaduras negras, ¿qué tienen que ofrecerle al maravilloso y creciente mercado de armas?”
“Esto.” Señaló Tiamat.
El pitufo guerrillero vio el artefacto presentado de arriba abajo.
“Esto es una catapulta.” Constató.
“Es un lanzador de Tiamats.” Le corrigió el Khan del Dragón.
“¿Qué es un Tiamat?”
“Yo soy un Tiamat.”
“¿Y eres destructivo?”
“Mucho.”
“Buen intento, muchacho. Pero no te puedo dar más de un 5 por esto. Siguiente.”
“Er...”
“A ver, ustedes.” Dijo el pitufo al señalar al equipo de Gotar.
“Pues verá... resulta que nuestro proyecto sufrió un percance cuando empezó la lucha.” Explicó Atrella.
“¿No hay arma?” preguntó el bicho azulado, “Porque si es así, les doy un 0.”
“Tengo este mazo.” Dijo Lobo al mostrar la base de una lampara de escritorio.
“Cero. Siguiente.”
“Nosotros tenemos esto.” Dijo Jamiel.
“¿Otra catapulta?”
“Es un disparador de grapas.”
“¿Es esto una broma?”
“Las grapas son lanzadas con tal fuerza que pueden atravesar un tanque.” Añadió el Dark Soldier.
“Hmmm... no está mal.” Admitió el juez, “Rudimentario, pero eficiente. Les doy un 7.”
“Quedamos nosotros.” Dijo Sorin.
“¿Y ustedes que hicieron?”
“Un vehículo bi-pedal de infantería completamente automatizado, equipado con misiles, armas de corto y largo alcance y sistema de radar por satélite.” Explicó la androide.
“¿Eso es todo?”
“También cuenta con un elaborado sistema de interceptación de ondas sonoras y de video.” Añadió.
“¿Eso quiere decir que puedes tener el canal de Playboy?” preguntó el pitufo al iluminársele la mirada.
“En teoría, sí.” Validó Sorin, “Pero la verdadera utilidad de este sistema es para interceptar señales de...”
“¡Que me importa! No hay nada que le gane a tener el canal de Playboy gratis.” Interrumpió el pitufo. “¡10!”
“Pues parece que eso fue todo.” Señaló Umino. “Este resultado
final hace que el ganador sea... veamos el marcador...”
Equipo de los Imperiales de Abbadón: 180
Equipo de los Dark Soldiers: 180
Equipo del los Amos del Mañana: 180
Equipo de Gotar: 180
Hubo un generalizado “¿¿QUÉ??” por parte de todos los concursantes y líderes del mal que reflejo una mezcla de sorpresa, frustración, irritación y, básicamente, odio hacia el destino y las Leyes de Murphy.
“¡¡Esto no puede ser!!” se quejó amargamente N’astarith.
“¡¡Debe tratarse de una broma!!” añadió Kohr.
“¡¡Exijo un recuento!!” exigió Gotar.
“¡¡Exijo ver al autor de este fanfic!!” concluyó Kyristan.
“Señores, clama, clama.” Les pidió Umino, “Permítanme un momento en lo que veo como solucionamos esto.”
Acto seguido, Umino se alejó un poco del grupo y sacó un teléfono celular de su bolsillo. Acto seguido, marcó un número. Al iniciar la conversación, los demás concursantes sólo alcanzaron escuchar palabras como “ajá... sí... entiendo... bueno... okay... ahorita les digo.”. Umino regresó ante los concursantes.
“Acabó de hablar con la persona que organiza este evento y traigo buenas noticias.” Empezó, “Al parecer ya tenía planeado un evento más en caso de empate.”
“Dios, no... no otro evento...” suspiró Tiamat.
“A decir verdad este evento es un tanto especial.” Añadió el cuatro ojos, “En él tienen que concursar los cuatro líderes del mal.”
“¿Nosotros?” preguntaron Kohr, Gotar, N’astarith y Kyristan al unísono.
“Así es.” Corroboró el anfitrión, “Como buenos líderes del mal, siempre tienen que tomar en manos propias el encuentro final una vez que sus sirvientes han sido vencidos. Es una regla universal.”
“No puedo contradecir semejante lógica.” Admitió Kohr, “En que consiste este nuevo evento.”
“Pues la palabra clave es tenacidad. Y en este evento tendrán que enfrentarse los cuatro al mismo tiempo...”
Esto sí que prometía bastante.
“... en un juego de Twister.” Concluyó Umino.
¿Qué si los jugadores se fueron de espaldas? A ver... ¿ustedes qué creen?
El centro del suelo del escenario se abrió. De ahí,
una alfombra cuadrada surgió lentamente. Había varios círculos
en ella. Verdes, rojos, azules y amarillos.
Cada líder del mal se colocó en un lado del tablero
cuadrado. Por su parte, Umino acercó una silla para sentarse mientras
tomaba un pequeño tablero de cartón con una flecha de plástico
colocada en el centro para poder hacerla girar.
“Así están las reglas.” Empezó, “Cada quien tiene que poner sea la mano o pie que le señale en el color que diga la ruleta. No pueden poner los codos o las rodillas. Ganará más puntos el que quede hasta el final.”
Los cuatro líderes del mal se vieron los unos a los otros con determinación.
“No perderé.” Declaró Khor confiadamente.
“Yo seré quien gané.” Dijo Kyristan.
“No si yo lo evito.” Respondió N’astarith.
“Ustedes me hacen los mandados.” Dijo Gotar, “¡A jugar!”
“Muuuuy bien...” empezó Umino, “Kohr, pie derecho en rojo.”
“Ya.”
“Gotar, mano izquierda, azul.”
“Listo.”
“Kyristan, pie derecho verde.”
“Hecho.”
“N’astarith, Mano derecha, rojo.”
Los demás concursantes, que hasta ahora habían sido las víctimas de varios abusos y humillaciones vieron el espectáculo entretenidamente. Todos se sentaron en los pocos asientos que quedaban en el auditorio para tomar un descanso bien merecido y apreciar como ahora le tocaba a sus líderes hacer el ridículo.
“¿Saben lo único que nos hace falta ahora?” dijo Eron, “Cerveza y palomitas.”
“Yo ya traje cerveza.” Señaló Kali, “¿Alguien quiere?”
Varios extendieron la mano.
“Yo no, gracias.” Dijo Rio, “Soy menor de edad.”
Todos se le quedaron viendo con los ojos entrecerrados.
“Niña... somos villanos.” Le aclaró Tiamat, “¿Qué importa si eres menor de edad? Se supone que representamos todo lo que no se debe hacer. Eso es lo bello de nuestra profesión.”
“Bueno... si insisten.” Dijo la chica, “Sólo espero que el alcohol no me haga perder el control.”
Inmediatamente, alejaron las cervezas de la niña.
“Tomarás agua.” Le dijeron todos al mismo tiempo.
FINITO
Pues helo ahí: mi Magna Obra (o como se diga). Este proyecto
si que tiene todo un historial. Desde una idea, al permiso de los demás
autores de fics, a la destrucción de mi disco duro en el cual perdí
la mitad de lo que ya llevaba.
En fin, creo que éste es el fic que más he disfrutado
escribir hasta ahora. No sólo por el humor que utilicé, pero
por tener la oportunidad de usar personajes de otros autores también
(espero que no se hayan arrepentido, porque ahora ya es demasiado tarde.
=P)
Quisiera agradecer a los respectivos autores Eagle, Blackwolf X y Asiant por darme permiso de usar a sus personajes y darle vida a este proyecto.
Y claro, gracias a ustedes que se tomaron la molestia de leer el fic
hasta el final... sí que estuvo bien largo XP
“No... perderé...” repitió Kohr.
“Yo... seré quien gane...” dijo N’astarith.
“Oigan... ya llevamos tres horas en esto.” Les dijo Umino a los concursantes, “Ya todos se fueron a sus casas. ¿Por qué no dejamos que se quede en empate y nos vamos?”
“¡¡Deja de estar hablando y gira la maldita rueda, que ya no aguanto los brazos!!” le exigió Kyristan.
“Pero quedé de verme con mi novia para ir al cine...”
“¡¡Que gires la maldita ruleta!!” gritó Gotar.
“Okay... pie derecho, verde.”
“Maldita sea, ¿cómo voy a llegar hasta allá?” se quejó Kohr.
“¡Ríndete!”
“¡Nunca!”
“Esta es la última vez que tomo un trabajo como éste...”
suspiró Umino, “Mano izquierda azúl.”
Ahora sí... Fin.